Page 127 - Libro Catecumeno
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padre”. Ya tendremos experiencias de sufrimiento y de pecado; por
eso necesitamos su abrazo misericordioso.
Abramos el corazón a su perdón. Un perdón que nunca humilla
sino que refuerza nuestra dignidad humana y la condición de hijos e
hijas; ningún pecado puede borrar esa dignidad.
5. PLEGARIA
Oramos con el salmo 103: la ternura del Dios misericordioso:
• Cada uno/a lo lee en silencio y luego van diciendo, como resonancia, la frase
que más les gusta.
• Finalmente lo oramos todos juntos.
SALMO 103/102
1 Bendice, alma mía, al Señor y todo mi ser
a su santo Nombre;
2 bendice, alma mía, al Señor y no olvides
sus beneficios.
3 Él, que perdona todas tus culpas y sana
todas tus enfermedades, que rescata tu vida
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de la fosa y te colma de amor y de ternura; te
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sacia de bienes y rejuveneces como el águila.
8 El Señor es compasivo y clemente, lento a
la ira y rico en amor.
9 No está siempre litigando, ni guarda rencor
perpetuo.
10 No nos trata según nuestros pecados ni
nos paga conforme a nuestras culpas.
13 Como un padre se enternece con sus hijos, así se enternece el Señor con
sus fieles.
14 Pues él conoce nuestra hechura, recordando que somos barro.
22 Bendigan al Señor, todas sus obras, en todos los lugares de su creación.
¡Bendice, alma mía, al Señor!
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