Page 131 - Libro Catecumeno
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4. PROFUNDIZAMOS
En ese tiempo, con caminos de tierra que se recorrían a pie,
era fineza de acogida ofrecer agua a los invitados para se laven o
refresquen los pies… pero lo hacían los esclavos o sirvientes.
Una vez más, Jesús va contra corriente y se pone él mismo como
servidor. ¿Qué aprendemos a cerca del “verdadero Amor”?
• No es primera vez que Jesús expresa su cariño: siempre lo hizo.
Lo que pasa es que está expresando “hasta el extremo” ese
amor.
El amor no es cosa solo de un momento: es una actitud viva y
hermosa que continuamente debe estar latente.
• Quien ama de verdad no se pone ‘encima’, sino ‘abajo’: con sen-
cillez y humildad en sus gestos. Como hace la mamá que baña
o lava a su niño.
El que se pone en actitud violenta o abusiva está en lo opuesto
del amor.
• El Amor busca el bien de la otra persona; no le importa incomo-
darse.
El que cree que el amor está sólo para divertirse, para un pla-
cer egoísta, no entendió. Amar es donarse por el bien del otro.
• Jesús afirma que, haciendo así, seremos felices. Parece contra-
dictorio, pero él lo dice.
Quien cree amar buscando
sólo su propio interés y disfrute
egoísta, no encuentra ni el amor
ni la felicidad.
Jesús resume toda su vida y su
enseñanza en un solo “mandamiento/
pedido”: “Este es mi mandamiento:
que se amen unos a otros, como yo
los he amado”.
Agregó: “Nadie tiene más amor que quien da la vida por sus
amigos” (Jn 15,13). El amor de Jesús consiste en darnos la vida, en
entregarse por nosotros.
Ese estilo de amor deberá ser la “marca publicitaria” de sus
discípulos: la CAPACIDAD DE AMAR COMO ÉL NOS HA AMADO.
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