Page 137 - Libro Catecumeno
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• La mentira en todas sus formas. Nos estamos acostumbrando a la mentira: hay
que reaccionar. Quien se estima a sí mismo no se rebaja a mentir ni a copiar.
• La difamación y la calumnia: comunicar lo negativo de los demás, incluso min-
tiendo. Es una forma de matar a esa persona: ¡hay que reparar!
• Atención a los Medios de comunicación. Es importante informarnos, pero con
mirada crítica, porque muchas veces no transmiten la verdad, sino “su verdad”.
• La corrupción, las coimas, el soborno: que los funcionarios aprovechen su car-
go para sus intereses y que los demás lo hagamos en pequeño, que la gente
diga: “que roben pero que hagan obras”.
El Señor ha destinado los bienes del mundo para todos los seres humanos.
No quiere que algunos acaparen demasiado, mientras muchos pobres apenas
tienen para vivir. Las autoridades y todos debemos vigilar para que haya
justicia social. Los cristianos nos consideramos ‘administradores’ y no dueños
absolutos. Rechazamos:
• El robo en sus varias formas: usurpar los bienes de otros. También el robo inte-
lectual: la piratería o los plagios. Quien robó debe devolver lo ajeno.
• La envidia: nace en corazones mezquinos, estrechos. Tú ya tienes suficiente
para realizarte con tu esfuerzo; no necesitas envidiar.
• Rechazamos el vandalismo: robo de bienes públicos. Gente que se esconde en
la pandilla para destruir y robar los bienes de todos.
• La depredación y destrucción de la naturaleza: tala ilegal de bosques, contami-
nación de los ríos y los mares, descuido de la basura, desperdicio de energía o
del agua, etc.
5. PLEGARIA:
Jesús, mi Amigo y Señor,
toma mi corazón, toma mis labios, toma
mis manos y todo mi ser.
Toma mi corazón, Jesús, y hazlo pareci-
do al tuyo:
sencillo, transparente, solidario.
Toma mis labios y haz que de ellos sal-
gan sólo
palabras verdaderas, bondadosas, respetuosas;
arranca toda palabra mentirosa o de engaño.
Quiero respetar mi propia palabra.
Toma mis manos y hazlas prontas para ayudar, para dar.
Líbrame del afán posesivo que me hace envidiar las cosas de los otros,
e incluso, a veces, robarlo.
Que mi mayor tesoro sea un corazón limpio y recto, donde tú habitas.
Jesús, Amigo y Señor, quiero parecerme a ti,
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