Page 142 - Libro Catecumeno
P. 142
Las guerras. Ninguna guerra tiene sentido, menos las produ-
cidas por falsos motivos religiosos. El Papa Francisco afirma:
“Ninguna guerra es santa; ¡sólo la paz es santa!”. Incluso en
situación de guerra, se debe proteger la vida de los soldados y
civiles.
4.2 AMOR Y SEXUALIDAD – 6º Y 9º Mandamientos
La “imagen y semejanza” de Dios la llevamos en todo nuestro ser:
no sólo en el espíritu. Cuerpo y alma llevamos una marca de Dios,
que le da un tono ‘sagrado’ a todo. San Pablo dice:
“¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿No saben que
su cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y habita en
ustedes? De modo que no se pertenecen a sí mismos, sino que han sido
comprados a un gran precio: la sangre de Cristo. Por tanto: ¡glorifiquen a Dios
con sus cuerpos!” (1Cor 6,15-20).
El 6º mandamiento lo dice en expresión negativa: “No cometer
actos impuros” y el 9º: “No consentirás pensamientos impuros”. La
fe cristiana nos ofrece una alta valoración de la persona, del amor y
de la sexualidad: ¡SOMOS TEMPLO DE DIOS, CUERPO Y ALMA!
Varones y mujeres tenemos una misma dignidad, pero somos
diferentes: seres sexuados. Todo en la persona humana lleva
la marca de su sexualidad; no sólo el cuerpo, también la inteli-
gencia, los sentimientos, las relaciones.
Sobre todo en la adolescencia, tenemos la tarea de reconocer,
aceptar y desarrollar la propia identidad sexual. Nunca como
dominio o prepotencia, sino aportando cada cual sus dones.
Varones y mujeres somos hechos el uno para el otro: tenemos
la posibilidad de transmitir la vida. Ello debe ser expresión de
un amor maduro y estable, para poder recibir y acompañar la
nueva criatura.
En nuestro tiempo hay una sobrevaloración del cuerpo y de la
sexualidad, pero lejos de los valores morales. No podemos aceptar:
Las relaciones sexuales prematrimoniales, porque banalizan la
sexualidad, sin exigencias de fidelidad y compromiso mutuo.
La prostitución, porque convierte a la otra persona en mercan-
cía.
141