Page 76 - HANK - Recuerdos de una pulga
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HANK
                      Recuerdos de una pulga



            realmente     la    saboreaba     y   gozaba
            haciéndolo,  aunque  por  lo  visto  más  la
            hacía gozar a ella. Mordía suavemente sus
            labios  vaginales,  lamía  y  chupaba  su
            clítoris,  provocando  a  cada  momento  los
            gemidos  de  la  monja.  Ella  movía  las
            caderas de manera oscilatoria elevando y
            bajando  su  pubis…  sus  gemidos  se  hacían
            cada vez más intenso y seguidos hasta que
            soltó  un  grito  casi  apagado,  mejor  dicho
            contenido; era un grito de placer, junto con
            ese  grito  jalaba  la  cabeza  del  cura
            pegándola  a  su  vagina,  como  si  quisiera
            introducirla en ella. El cura continuó con
            lo que hacía pero esta vez subiendo por su
            cuerpo, lamiendo y besando lentamente el
            vientre  de  ella  hasta  llegar  a  sus  senos
            cuyos  pezones  introdujo  en  su  boca  para
            mamarlos, la monja continuaba excitada a
            más  no  poder,  de  pronto  ella  hizo  un
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