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HANK
Recuerdos de una pulga
placer al cura… realmente ella sabía lo que
le gustaba a él y era una experta en la
materia.
Al cabo de unos minutos, empezó a subir
nuevamente por el cuerpo del cura,
acomodándose sobre su pelvis y cogiendo el
miembro lo introdujo en su vagina para
empezar a moverse, lo hacía suavemente
subiendo y bajando no permitiendo que el
pene salga de la vagina, por momentos
hacía movimientos circulatorios u
ondulantes con las caderas, él por su parte
tocaba los senos de ella presionándolos,
frotaba su cintura y caderas, cogía con
fuerza su nalgas, acariciaba sus piernas y
ella de rato en rato solía inclinar su cuerpo
para acercarse a él y besarlo. En un
momento dado el se incorporó un poco para
que ambos quedasen sentados, uno frente al
otro; dando vuelta la recostó sobre las