Page 172 - Encuentra tu persona vitamina
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Es la hormona de la felicidad. Está íntimamente relacionada con el apetito,
la libido alta y la sensación de energía inagotable y de disfrute.
HORMONAS Y… ¿ALGO MÁS?
Por supuesto. Las hormonas y la biología juegan un papel relevante en la
elección y condicionan de forma importante el comportamiento de los
enamorados, pero no son determinantes.
Muchos síntomas del enamoramiento se comprenden entendiendo las
hormonas, ya que nos influyen; sin embargo, estas ni nos dirigen ni nos
anulan. De hecho, esa primera revolución hormonal disminuye al cabo de
unos meses y se estabiliza, y en ese momento son el sentimiento, la voluntad y
las ganas por mantener ese compromiso los que permiten que la relación
funcione.
Existe una primera fase de deseo, de atracción y de química que deja paso
a una relación más estable, al amor romántico. Aquí la sensación es que nos
conocemos desde siempre y tenemos una relación muy íntima y cercana.
Después de esta primera fase muchos comienzan con el conocido «ya no
siento lo mismo». En efecto, esto es cierto, ya no sentimos «hormonalmente»
igual y la psicología va evolucionando. Desaparece la euforia del inicio.
Nuestros propios deseos, pensamientos, conductas y emociones buscan
encontrar su lugar en primer plano. No solo buscamos el bien absoluto de la
persona amada, sino que nuestras prioridades vuelven a aparecer.
Uno de los grandes errores en el amor
es creer que siempre vamos a sentir lo mismo.
Al creer que se debe vivir en ese estado de ilusión y euforia de forma
constante, uno puede cortar con alguien al no sentirlo. Por eso el porcentaje
de divorcios tras los segundos matrimonios es mayor que en los primeros, y
en los terceros sigue aumentando, y así sucesivamente.