Page 6 - Revista Octubre
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El diablo en
la botella
Rosa Navas Espinosa
Esa botella de ron añejo, lo absorbió por completo. No se sabía quién bebía a quién,
ese objeto del demonio empezó a transformar la vida de Daniel. Al principio Daniel
era una persona tranquila, visitaba a sus amigos, usaba camisas raudas y su terno
marrón para ir al trabajo. Era una persona que anegaba en el mutismo, parecía
calmada, trabajaba y descansaba; solamente salía una vez por semana con sus
amigos, por lo general los domingos. El primer cambio que tuvo fue en su
personalidad, parecía que las botellas bebían su vida. Su cuerpo se tornó enteco, se
podía observar las ojeras de las amanecidas. Hasta los hombres más exitosos pueden
enloquecerse y cambiar por los hechizos del alcohol. Cada vez se encontraba
irreconocible, su transformación mantuvo en alerta a toda la familia. Llegaba a casa
a las 2 am, su carácter se volvió agresivo y desafiante. Él decía estar bien, dejando
ver su gibosa espalda. Que cambio radical surgió en su cuerpo, como proyectar las
hendiduras de su alma. Su mirada macerada por amores tóxicos y el alcohol lo
habían arruinado.
La familia asustada, optó por llamar a una curandera, quizás la cura estaba en el
espíritu. Mariana llegó a las 10 am de un 14 de febrero. Saludó a la familia y se
encerró con Daniel por dos horas, hizo varias limpias con plantas medicinales,
tabaco, ruda y otras herramientas. Al salir del cuarto, nos indicó: «Por favor, por este
día no se hable más del problema, lamentablemente el diablo se ha bebido su alma.
Hoy con su foto realizará varios hechizos de magia blanca y esa figura femínea
demoníaca le devolverá su alma».
Al parecer Daniel había sufrido de tantos males por llevarse con gente del
inframundo y su corazón mancillado había dejado entrar todas esas energías
negativas. El ser humano es tan complejo que como su hermana escéptica, esta vez
me pareció que el problema tenía que ser solucionado integralmente, sin excluir la
cura que involucrará al cuerpo y al alma.