Page 9 - Revista Octubre
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El diablo en
la botella
Rosa Navas Espinosa
En estas historias cualquier final puede surgir,
puede generar más pérdidas, puede tener un
final feliz o puede ser un cuento chino, que se
repite y no termina. También puede ser una
montaña rusa desgastante, en ciertos momentos
hasta rompe con el concepto de «madurez» y
«adultez», mucha gente piensa es adulto, tiene
su trabajo, ha experimentado los placeres de la
vida y con valores ha podido afianzar su
personalidad; parece más la descripción de una
estatua maciza completamente anquilosada e
inmutable. La gente cambia u oculta todo lo que
desea y lo que es. En su mutismo eterno, en su
templanza falsa mi hermano guardaba un
secreto; se bebía las palabras, no expresaba
dolor, ni preocupación, se envenenó con su
soledad, claramente hermético encontró esa
botella con el diablo dentro, su camino se torció.
Las familias guardan tantos secretos, una
adicción no solo engloba la falta de la palabra de
Daniel, incluye la falta de comunicación y
estrategias para ocultar una vergüenza, tristeza,
peligro o secretos, lo que sea con tal de que se
siga arrastrando a tientas ese enclenque
concepto tan usado en el renacimiento y en el
modernismo «la perfección familiar». Y el
diablo de la botella sigue recorriendo sus eternos
días perjudicando a cualquier persona durante
generaciones.