Page 158 - LIBRO DE RELIGION 2° MEDIO
P. 158
M a r í a e n l a I g l e s i a
María en la Iglesia
Existen cuatro grandes verdades sobre María y su rol en la historia de la salvación, que
la Iglesia ha definido solemnemente mediante una enseñanza invariable a lo largo de la
tradición eclesial. Estas verdades no han sido únicamente producto de la reflexión humana,
sino que surgen de la revelación que Dios ha transmitido a su Iglesia.
Veamos cuales son estas verdades sobre María y que tocan también nuestra realidad
de creyentes, porque en María tenemos una certeza de fe: ella es la primera criatura de
naturaleza puramente humana que ya está en el Cielo, en presencia de Dios. Es decir, ella
nos señala el camino hacia Dios.
«María es la Madre de Dios»
La validez del título Madre de Dios aplicado a la Virgen María fue
pronunciado solemnemente en el Concilio de Éfeso (año 431).
Precisamente por ser la madre de Jesús —verdadero hombre y
verdadero Dios—, María es Madre de Dios. El que fue concebido
por obra del Espíritu Santo y fue verdaderamente Hijo de María, es
el Hijo eterno de Dios Padre, Dios mismo. La maternidad divina de
María declara al mundo la cercanía de Dios, abriéndonos al realismo de la Encarnación.
Hoy, para nuestro mundo, esta gran verdad viene a ser una respuesta a la necesidad de fundamentar una maternidad (y paternidad)
responsable. Especialmente en esta época en que:
• Cada año 46 millones de mujeres alrededor del mundo recurren al aborto inducido para terminar con un embarazo no
deseado;
• El 41,4% de la población mundial acepta el aborto sin ninguna restricción;
• El 33, 4% lo hace por razones de salud física, salud mental y por razones económicas;
• Cada 5 minutos se produce un aborto en nuestro país.
María nos demuestra que la maternidad es un don precioso y que, a pesar de las situaciones en que se produce, vale la pena optar
por la vida. Ella también lo hizo a pesar de las dificultades que tuvo en su medio social y cultural.
«María fue Virgen en el parto, antes del parto y después del parto»
Jesucristo, «nacido de mujer» (Ga. 4, 4), es verdaderamente Hijo del Padre celestial según la
naturaleza divina e Hijo de María según la naturaleza humana. La maternidad virginal de María
es expresión de su total pertenencia al Señor: entregándose libremente al plan de Dios, sin
reservarse nada para sí, recibe la fecundidad plena. María Virgen es madre del Autor de la vida.
Para nosotros, hoy, esta verdad viene a reafirmar el valor de la virginidad en una sociedad que
la desvaloriza. Esto se aprecia en las estadísticas:
• Un estudio revela que la iniciación sexual de los chilenos se da mayoritariamente durante la
enseñanza media.
• El 76% de los jóvenes se declara indiferente frente a que su pareja sea virgen o no.
El valor de la virginidad no se reduce a una cuestión puramente sexual, sino que es expresión
de una capacidad de valorarse a sí mismo y de entregarse con total fidelidad a una causa justa,
como lo es el amor.
María nos quiere presentar el inmenso valor que Dios da al amor humano. La virginidad se
refiere, además, a la decisión de compartir la vida con otra persona para siempre. Es paradójico
que todos sintamos esto cuando estamos verdaderamente enamorados; pero una vez pasado un
tiempo comienzan las dudas y las excusas.
María nos conduce hacia la plena madurez del amor, tan necesaria hoy en día.
158 RELIGIÓN 2º MEDIO • UNIDAD 8