Page 19 - LIBRO DE RELIGION 2° MEDIO
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Desde la perspectiva cristiana
• Misterio pascual cotidiano
Cada día vivenciamos esta ley teológica: tenemos que morir a lo que nos
debilita y nos empequeñece para optar por una vida más plena, siendo más
libres y esperanzados, proyectándonos al misterio de nuestro futuro con el
Señor. Quien participa de Él en la Eucaristía, es capaz de superar el frenesí
del presente, la tendencia a vivir apurados, sin calma y serenidad, como si el
mundo comenzara y se acabara cada día y no hubiera en él proyección hacia un futuro trascendente en Dios.
Vivir el misterio pascual de la celebración eucarística es tomar el ejemplo de Jesús para afrontar con decisión
las dificultades del mundo, sabiendo que éstas se superan con esfuerzo y no solo “dejándolas pasar”. Y, sobre
todo, con la confianza de que ninguno de estos desafíos o problemas de cada día impedirá que nuestro ser
esté orientado total y misteriosamente hacia la plenitud.
¿Cuál es tu esperanza, más allá de los afanes cotidianos?
• La paz de la no violencia
En la Eucaristía todos nos damos y nos deseamos la paz. Este no
es solo un rito o un acto externo. Realmente deseamos vivir en
paz, que no es solo la ausencia de guerra, sino una actitud de
comunicación y relación con los otros que previene toda forma
de agresión —física, sicológica o moral—, y se orienta a pacificar
el espíritu y a cultivar una vida comunitaria fraterna.
Esta actitud cristiana es especialmente relevante para que po-
damos ser coherentes con nuestra fe y con el mensaje de Jesús, en un contexto en el que no es necesaria la
confrontación bélica —como lamentablemente se da en algunos países del mundo— para que se atropelle la
paz en muchos hogares, en muchas escuelas, en las calles, los estadios… Vivir la Eucaristía en forma cotidiana
es manifestar el deseo de ser activamente pacíficos y pacificadores, tolerantes y comprensivos.
Así, el darse la paz en la Misa no es un rito trivializado, sino un desear y expresar lo que como cristianos y
cristianas aspiramos a vivir como comunidad pacífica y pacificadora del mundo.
¿Con quién tienes que pacificarte?
• Acción de gracias
El ser agradecido es una cualidad. Por lo mismo, es necesario expresarla abiertamente. A veces pensamos que
los demás “deben” darnos lo que necesitamos, “deben” cumplir con su deber, deben agradecernos… Todos es-
peramos un reconocimiento, aunque Jesús nos haya mostrado que el sentido de nuestras acciones viene dado
por el amor con que elegimos libre y gratuitamente darnos a los otros, a semejanza de Él, a quien agradecemos
su inimitable entrega.
Vivir la Eucaristía cotidianamente nos hace estar alertas y sensibles para
dar gracias en los contextos que nos toca vivir; agradecer es respetar
al otro, reconocerlo en su bondad, generosidad y en todos los valores
que identificamos como propios y nos vinculan. Solo siendo agradeci-
dos empezamos a recibir y valorar el agradecimiento de quienes nos
rodean.
¿A quién debes dar gracias?
Actividad 8
1. Identifica cada uno de los subtítulos anteriores con un momento específico de la Eucaristía.
2. Elige una de las preguntas y plantéate —como un compromiso— responderla, realizando la acción pertinente.
RELIGIÓN 2º MEDIO • Unidad 1 19