Page 31 - LIBRO DE RELIGION 2° MEDIO
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Desde la perspectiva cristiana






                Un camino para crecer y madurar la fe

                Los sacramentos de iniciación cristiana

                La celebración del Bautismo, primer sacramento, y de la Confirmación
                que lo ratifica y lo desarrolla, supone un tiempo de preparación y, una vez
                celebrados, asumir el compromiso de una vida cristiana en permanente
                estado de crecimiento. El cristiano o cristiana que no crece, involuciona,
                vuelve atrás o se queda estancado y no da los frutos que el Señor espera
                de él.
                En este camino hay personas que acompañan y ayudan a desarrollar y
                madurar en la fe. En primer lugar, están la familia y la comunidad cristia-
                na. Colaboran también los padrinos y madrinas que toman en serio sus
                compromisos. Están los colegios de Iglesia, los movimientos eclesiales,
                los grupos cristianos y, de una manera muy especial, esas personas que
                llamamos catequistas o educadores de la fe.
                El Bautismo y la Confirmación, junto con la Eucaristía, inician a la persona
                (niño, joven o adulto) en la vida cristiana para que ella sea cada vez más,
                en la Iglesia y con la Iglesia, un discípulo y misionero de Cristo. Por eso   El bautismo de Cristo, Verrochio.
                estos tres sacramentos son llamados sacramentos de
                iniciación cristiana.
                Con el Bautismo una persona comienza a “ser cristiana”.
                Con la Confirmación esta persona desarrolla mejor su
                vocación y acción cristianas.


                El Bautismo, nuevo nacimiento

                El nacimiento de un niño o una niña es un gran aconteci-
                miento para la madre, el padre y los hermanos; así como
                para los familiares y amigos de la familia. El hijo o hija es
                fruto del amor de los esposos, que lo esperan con ilusión
                y lo reciben con gran alegría.
                Toda persona que nace entra a formar parte de una fa-
                milia. En su seno crece y se convierte poco a poco en un
                adulto libre y responsable. Es más, a través de la familia y
                gracias especialmente a la educación, se introduce pro-
                gresivamente en la comunidad humana.
                De la misma manera, una persona, pequeña o adul-
                ta, por el bautismo nace en la familia cristiana, es
                decir, en la comunidad de los discípulos del Señor,
                y en ella encuentra todo lo que necesita para crecer
                y madurar como Hijo de Dios.
                Por esta razón se habla del bautismo como de un
                nuevo nacimiento.














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