Page 14 - Edicion 806 El Directorio
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Reportaje
Su lucha
Los activos de Hitler al morir
día: liquidando cuentas con los destructores de El Movi- miento Nacionalsocialista“.
Pero Max Amann, un oficial del Partido Nazi, confidente de Hitler y director de la editorial Franz Eher Nachfolger de Mú- nich, le sugirió el mucho menos amargo, más conciso y efectivo título “Mein Kampf”, o “Mi lucha”.
que las municipalidades compraran copias para rega- lárselas a cada pareja que se casara.
Solo en 1933, vendió más de un millón de copias debido principalmente a la presión ejercida sobre todos los ciu- dadanos alemanes para comprar el libro.
Según documentos encon- trados en los archivos de Múnich, ese año las ventas le reportaron 1.232 millones de reichmarks, una cifra ele- vadísima si se tiene en cuenta que, por ejemplo, el salario anual de un profesor en ese momento era de 4.800 reichmarks.
La cuenta de cobro
Hitler finalmente ganó sufi- ciente dinero por las regalías de su libro como para acu- mular una factura de im- puestos de 405.494 reichsmarks, algo que sabe- mos porque algún valiente o despistado se la mandó, cuando ya era canciller de Alemania.
La cuenta fue remitida al Mi- nisterio de Finanzas que pronto declaró: “el Führer no paga impuestos”.
El libro fue traducido a 16 idiomas, lo que le reportó aún más ganancias, que eran administradas por Amann, quien pasó a ser ge- rente de negocios de Hitler y seguía siendo director de la editorial Franz Eher Verlag, una de las más ricas e influ- yentes de la Alemania nazi.
Mein Kampf sin duda hizo a Hitler muy rico.
“Al partido... al Estado” Tras su suicidio y la derrota
de los nazis, los Aliados que- daron en posesión de la he- rencia de Hitler.
Sus última voluntad –“Lo que poseo pertenece ... al Par- tido“- no iba a ser cumplida, entre otras más relevantes razones porque, como él mismo anticipó –“Si éste ya no existe“-, el partido nazi fue abolido.
Su segunda opción había sido “al Estado“, el cual, como Estado nazi, efectiva- mente también había dejado de existir.
“Si el Estado también es destruido, no es necesaria ninguna otra decisión mía“.
Fueron los victoriosos alia- dos los que tomaron la deci- sión de transferirle los bienes de Hitler a Baviera, donde el difunto era resi- dente registrado.
La casa de retiro de la mon- taña había sido dañada por bombas y saqueada por los soldados al final del con- flicto.
En 1952, lo que quedaba de ella fue destruido por el go- bierno bávaro para evitar que se convirtiera en una atracción turística.
El antiguo edificio de aparta- mentos del führer quedó en pie y pasó a albergar una es- tación de policía.
Bavaria se quedó con los de- rechos de autor e impidió la publicación del libro en terri- torios de habla alemana, y, con un éxito limitado, en otros lugares hasta que estos expiraron en el 70 ani- versario de la muerte del autor, el 30 de abril de 2015.
incluían una casa en los Alpes bávaros, llamada Berghof, y un apartamento en Múnich.
Pero lo que había hecho rico a ese hijo de un funcionario de aduanas que había que- rido ser artista fue su libro.
Hitler comenzó a dictárselo a Rudolf Hess (quien llegaría a ser el segundo en la jerar- quía nazi) en 1924 mientras cumplían una condena en prisión por intentar un golpe de Estado, el fallido Beer Hall Putsch en Múnich, en el que él y su Partido Nacional Socialista de Trabajadores Alemanes intentaron tomar el poder en el sur de Alema- nia.
Uno de los motivos de Hitler para escribir Mein Kampf fue usar las regalías del libro para pagar sus honorarios legales.
Originalmente tituló su obra “Una lucha de cuatro y medio años contra las menti- ras, la estupidez y la cobar-
Esa editorial publicó las primeras 400 pá- ginas el 18 de julio de 1925 como primer volumen, subtitulado “Retrospección”. El resto se publicó como segundo volu-
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men, “el Movimiento Nacio- nalsocialista”, el 10 de diciembre de 1926.
Todo el trabajo se volvió a publicar en una edición po- pular de un solo volumen en mayo de 1930.
Regalo de boda
Al principio, las ventas de Mein Kampf fueron relativa- mente modestas: 9.000 ejemplares en 1925.
Pero a medida que Adolf Hit- ler ganaba popularidad como político, también la ganaba como autor.
Para 1930, el Partido Nazi de Hitler se había convertido en el segundo partido polí- tico más grande de Alema- nia. Ese año, el número de libros vendidos superó los 50.000.
Eventualmente, llegó al punto en que se requería que Mein Kampf se leyera en las escuelas, y se convir- tió en una práctica común
Edición 806 Del 17 al 23 de enero del 2019