Page 10 - Edicion 810 El Directorio
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Reportaje
Médico, una profesión de alto riesgo
Los insultos, las amenazas y las agresiones físicas forman parte del día a día de los profesionales sanitarios
man parte del día a día de médi- cos, enfermeras, auxiliares ad- ministrativos o celadores, que sufren las consecuencias de la presión asistencial, fruto de años de recortes. Según datos del Observatorio de Agresiones de la Organización Médica Colegial de España (OMC), en los últi- mos siete años se han regis- trado 3.429 agresiones a médicos. Y lejos de disminuir, en 2017 se incrementaron un 4%, hasta los 515 casos (un 56% de ellos fueron amenazas, un 32% insultos y un 12% agresiones que conllevaron lesiones, de las cuales un 49% fueron físicas y un 51% psíquicas).La Central Sindical Independiente y de Fun- cionarios (CSIF) denuncia que estas cifras son sólo "la punta del iceberg". "Tenemos constan- cia de que la mayoría de los inci- dentes no se registran por diferentes motivos: miedo, falta de apoyo, tiempo, desprotec- ción, falta de protocolos efecti- vos..."Aunque se producen agresiones en todos los centros,
los de atención primaria se lle- van la palma (con un 53%), se- guidos de los hospitales (21%). Mientras que por comunidades autónomas, Andalucía se sitúa a la cabeza, con 122 agresiones, seguido de Cataluña (98) y Ma- drid (84).Los médicos de aten- ción primaria, desprotegidos"Los médicos de atención pri-
que se encuentra solo en la sala pueda dar la voz de alarma y acudan el resto de compañe- ros, la Policía... Sólo los más modernos cuentan con esos te- clados", denuncia Pedro Bo- rraz, responsable de salud laboral de UGT en Madrid.En los centros de especialidades sí hay vigilancia, así como en los hospitales, y ahí no son los mé- dicos los que están tan expues- tos sino los enfermeros, auxiliares, piedra angular de las plantas, o los administrativos, los primeros en dar la cara.Han pasado tres años, pero Felipe Piedra, de 55 años, médico adscrito al servicio de Urgen- cias del Hospital Valle de Nalón, conserva aún muy fresco el recuerdo de la agre- sión que sufrió. "Nos llegó un paciente de un accidente de tráfico. Necesitaba que le hicie- ran un escáner, pero como ese día no se podía hacer la prueba en nuestro centro había que de-
En los últimos siete años se re- gistraron casi 3.500 agresiones, aunque no todas se contabilizan Un 'botón del pánico' en el móvil de los médicos
rivarlo a otro hospital, por lo que debía esperar una ambulancia. Un celador me advirtió de que estaba encarándose con el resto de pacientes que estaban en la sala de espera y que mostraba una actitud agresiva, por lo que me acerqué a hablar con él para intentar tranquilizarle. Y cuando
"Durante algún tiempo, cuando iba a trabajar, antes de bajarme del coche miraba el espejo retro- visor. Recibía amenazas y era inevitable sentir miedo". Detrás de esta confesión no está ningún miembro de un cuerpo de segu- ridad sino un médico de urgen- cias asturiano al que un paciente, cabreado por tener que esperar una ambulancia, propinó dos puñetazos que le provocaron importantes lesiones en un ojo y en un oído.El caso de Felipe Piedra lejos de ser una anécdota se ha convertido en algo demasiado habitual en nuestros centros médicos. Ame- nazas, insultos, coacciones, inju- rias, vejaciones y en el peor de los casos agresiones físicas for-
maria son los que están más desprotegidos. La mayoría de los centros de atención primaria de la Comunidad de Madrid no cuentan con vigilan- tes de seguridad pri- vada. Aunque los centros están conecta- dos con las comisarías de la zona, a veces el tiempo en que tardan en llegar los efectivos poli- ciales es suficiente para que se produzca la agre- sión. Tampoco está ge- neralizado el botón del pánico en los teclados de los ordenadores, que sirve para que el médico
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Edición 810 Del 14 al 20 de febrero del 2019