Page 7 - Palabras
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COMIENZOS DE UN NUEVO FINAL

                    Qué imaginar cuando los recuerdos además de invisibles parecen falsos, los años evaporados
                    como si no hubiese posibilidad de abarcarlos sin desvanecerse entre las imágenes que parecen
                                          desfilar a través de la ensoñación y el olvido.

                    Años que se vivieron sin prevención ni angustia de saber que llegado el día la vida cambiaría y
                     todo el panorama se desdibujaría como si la mano del destino se encargara de pasar su tinta
                   indeleble de limpieza, y dejara el lienzo de la construcción de mi realidad despejado, sin rumbo,
                   sin final claro. Sólo con los argumentos que da un pasado en el que ya no puedo asirme. En el
                          que el único rastro es mi piel, la piel de mi hija, su cuerpo, sus ojos, sus sueños.

                    Pensar en que la semilla de los nuevos rumbos aún está elaborándose, adaptándose a la nueva
                     tierra, al nuevo camino. El mismo que mis pasos tratan de cubrir a pesar de las heridas que
                        marcan los dolores, las palabras que no quiero oír, la tristeza ahogada en lágrimas de
                                                desesperanza e incomprensión.

                   Pero algo ahí, en la nada, en el alma que me inunda y que protege lo que queda de mi cuerpo.
                  Algo ahí, que calienta la hoguera de mi pecho y sin esperar mi voluntad consiente me domina y
                   empuja a sentir y a tratar de comprender que el mundo se reconstruye, sin pedirlo, sin quererlo
                      sin dejarme la opción de vislumbrar un final que creí construido, terminado y conocido.

                        Huellas que debo seguir sin percibir, sólo guiada por los aromas de la fragancia de la
                   tranquilidad, depósito de la confianza de la sangre circulando por mis venas sin tener la opción
                   de derramarse, como mis ilusiones. Adaptándose al contorno de mi cuerpo, de mi piel, de mis
                  sentidos que no quieren esperar nada pero perciben el frío de la realidad y se cubren con el calor
                                                       de la esperanza.


                     Vida, que me mueve sin violencia pero sin la opción de detenerme. Dando a mis manos la
                       posibilidad de apuntar hacia donde vayan mis sueños. Sueños que renacen y me dan la
                      oportunidad de ver fuera de mí. Hacia un tiempo diferente  que dejará este en el olvido.

                     Un tiempo con la piel diferente, con los huesos más firmes en mi alma, con los besos que
                      habrán de venir y expresarán el propósito de todo. Un devenir de conflicto y confusión
                  despejado por el brillo de mis ojos limpios de lágrimas porque se habrán extinguido. Y se habrán
                                 secado sobre las células de mi piel que me habrán abandonado.

                  Con mis pasos marcados sobre la arena de mi existencia, que se borrarán con las olas de las horas
                  implacables y hermosas. Nutriendo mi alma de caricias duras, de cadenas fuertes, agarradas al filo
                   del abismo del deseo y la pasión, al borde inevitable del vacío por llenar. Del depósito en el que
                      se derramará mi fuerza y mi presencia. Dando lugar en el espacio de mí, nombrándome,
                    haciéndome ser. Logrando sentir la nada y el todo. El latir de mi existencia descansando en el
                    mar de mi futuro, logrado, superado. Inicio de un nuevo comienzo, comienzo de un nuevo
                                                            final.
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