Page 122 - carlos llerasl
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drán que jugarse en paro con él, pero la gran

                  masa de la oficialidad está cada vez menos
                  satisfecha, y más expresiva en su desconten-

                  to. El conservatismo va desembocando len-

                  ta pero seguramente en el antigobiernismo.

                  Hablo  de  los  dirigentes,  porque  tengo  la
                  impresión de  que la  masa conservadora  es

                  profunda y francamente antigobiernista. La

                  Iglesia está contra Rojas, y aun cuando logre

                  parciales armisticios, la suerte de esa lucha
                  está echada. Ni él puede abandonar su Ter-

                  cera Fuerza, ni la Iglesia cederle en su posi-

                  ción adversa. Aparte de que la batalla que se

                  libra alrededor de Sendas es mucho más gra-
                  ve y sin solución, porque el General necesita

                  a Sendas y tiene que tratar de absorber la ca-

                  ridad y la beneficencia privadas, y la Iglesia

                  no se puede dejar arrebatar esas herramien-
                  tas esenciales de su misión.




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