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chocolate de cereza, un mazapán.
LA ORQUIDEA.
Una semana antes del final de clases, me citaron a la
dirección, esta vez no era para castigo, creo que fue la
única, la directora me felicito, cosa muy rara en ella y
después me pidió que le llevara dos retratos y me
acompaño a la salida.
Esa tarde fui a ver a Silvia a su casa, y le pedí que
llegara un poco mas temprano a clases, que era muy
importante, accedió y cumplió, llego 20 minutos antes,
ya Cruz tenia la puerta abierta, la invite a sentarnos en
una banca, bajo un hermoso durazno, ese día a pesar de
estar muy cerca el invierno, el SEÑOR fue generoso y
me regalo un cielo limpio y azul, un aire tibio y
perfumado por las flores del jardín, limpie con mi
pañuelo la banca y nos sentamos, pues bien que es lo
mas importante que tienes que decirme, te escucho,
Lo he pensado muy bien y he llegado a la conclusión de
que no es justo obligarte a tan tremendo sacrificio, por
esa razón vengo a liberarte de tu promesa.
Como, no entiendo, debo confesarte que cuando me lo
pediste me sorprendiste mucho, primero por tu audacia,
por tu valor, por tu inocencia, sinceramente me hiciste
reír, me caías muy mal, al grado que estuve a punto de
pedirle a mi padre que me cambiaran de escuela, no me
gustaba como me mirabas, sentía que me desnudabas,
me molestaba como hablabas, en fin todo lo relacionado
contigo, me sacabas de quicio, pero un día, todo cambio,
