Page 4 - LA ODISEA DE LEAH
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La Odisea de Leah

          El pueblo de la Zarza Tostada no es muy diferente de tu pueblo.
          Vive gente de muchas naciones distintas desde siempre. Puedes
          apostar lo que quieras a que, al igual que en tu pueblo, hay perros
          que ladran de madrugada con ganas de hacer amigos y enemigos,
          vecinos que gritan, salamanquesas que traman conspiraciones,
          una droguería en la que se vende de todo menos drogas, una igle-
          sia con un imponente nido de cigüeñas que se quedan todo el año
          lanzando palitroques a los feligreses porque les agrada el calorcito
          que hace en invierno en Zarza Tostada (mejor que el invierno en
          África, de todas todas), un par de decenas de bares, varios restau-
          rantes, unos despachos de abogados, unas corredurías de seguros,
          un colegio público, un instituto en el que ya no enseñan filosofía…
          Podría seguir así muchas páginas, pero creo que ya has captado la
          idea, porque eres un chico, una chica,  quizá un primate con cierta
          curiosidad por los libros interesantes, listo.


          Leah Thalassinos también es una chica lista. Tan lista que hasta
          alguno de sus profesores le tiene envidia. La envidia es el deseo de
          algo que no se tiene. Puede ser de riquezas, de gloria, de aspecto
          físico, de conocimiento… En Zarza Tostada se dice coloquial-
          mente «gazunga». Un caso de envidia verde es un caso de gazunga
          verde. (No debes asustarte por esto, hay muchas palabras que no
          existen en los diccionarios, pero no por eso son menos sonoras).
          ¿Esto es posible? ¿Un profesor adulto puede enfurecerse porque
          un alumno brille como esas cometas de fuego líquido que ilumi-
          nan la inmensidad de la noche? Te aseguro que sí.
          Ha habido muchos casos de estos. A un niño como Alberto  le
          decían cosas muy feas, y eso que, aunque era joven, ya se llamaba
          Einstein.


          Leah ha ganado ya dos medallas al mérito estudiantil: sabe de
          cuadrúpedos, ofidios y matemáticas, conjugaciones de verbos en
          inglés y en latín, toca algunos acordes de su guitarra que tiene
          nombre de perro, pero tendrás que leer hasta el final para averi-
          guar qué nombre le puso a su perro; perdón, a su guitarra. Pista: es
          un nombre que nadie le pondría a su perro. Cuando alguien dice
          que  «ese niño sabe

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