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2.2. La violencia y la guerra
Dentro del ser humano se encuentra un componente de fuerza y de cierta agresividad que le permite su-
perarse y vencer las dificultades: luchar por su supervivencia, prosperar, combatir las causas que provocan
el sufrimiento, etc.
Pero esta fuerza y esta agresividad mal encauzadas se convierten en una fuerza destructora e injusta: la
violencia y su peor expresión, la guerra.
La violencia
Es tan antigua como el ser humano. La historia de la humanidad está profundamente marcada por la destrucción
y la muerte, que son consecuencia de la violencia. Si miras a tu alrededor, descubrirás que la violencia se manifiesta
de muchas y diversas formas. Podemos clasificarla en tres categorías:
• Violencia contra uno mismo. Es el caso del suicidio y la mutilación; el consumo de productos nocivos para
la salud o que perturban las facultades mentales del ser humano, como las drogas, el alcohol, el tabaco…; la
forma de vida desordenada o autodestructiva debida a la falta de atención hacia nuestro propio cuerpo, como
el abuso en el trabajo, en la comida, en las horas dedicadas al sueño, etc.
• Violencia contra los demás. Es la que unas personas ejercen sobre otras. La podemos dividir en:
— Agresiones físicas a las personas: delincuencia, terrorismo, atentados racistas, malos tratos, etc.
— Agresiones psicológicas: amenazas; gritos; insultos; provocaciones; mentiras; discriminaciones por razón
de sexo, raza, religión o condición social, etc.
— Atentados contra los derechos de las personas: las injusticias, el abuso de poder, etc.
• Violencia contra la naturaleza. Consiste en degradar o destruir la naturaleza. Los verás con detalle más adelante.
La guerra
El ser humano es el único ser de la Creación que mata sin necesidad. La capacidad de matar a sus semejantes
es inmensa. Prueba de ello son los esfuerzos que, en cada época de la historia, ha puesto para perfeccionar los
instrumentos que le permiten destruir y matar.
Desde las primeras armas: piedras, palos, arcos y flechas; pasando por los cañones y las ametralladoras; y, en
los últimos tiempos, con las armas biológicas, químicas y nucleares, el ser humano ha alcanzado una ilimitada
capacidad de exterminar y arrasar.
— Las causas que originan las guerras están siempre relacionadas con la injusticia: el egoísmo, el orgullo y el
deseo de dominio; la envidia y la desconfianza que existen entre las personas; desigualdades en el orden eco-
nómico y social; discriminaciones entre personas de diferente raza, cultura, religión, etc.
— Las consecuencias de la guerra son: la muerte, el dolor, la destrucción, el hambre, la pobreza, etc.
• Fundamentación cristiana
Frente a la violencia y la guerra, el mensaje cristiano se caracteriza por la no violencia y la paz.
— La no violencia consiste en la resolución de conflictos, mediante el diálogo u otras formas, sin utilizar
ningún tipo de violencia.
— La paz no es sólo la ausencia de guerra o de violencia; es la construcción de un mundo más habitable
y más justo.
La Iglesia se ha posicionado contra la violencia, la guerra, el terrorismo y todas las opciones equivocadas
para conseguir la paz. Por eso, dice que todo ciudadano y todo gobernante está obligado a evitar las guerras
y todo tipo de violencia.
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