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qÉñíçë=Ä∞ÄäáÅçë= —Cuánto he deseado comer con ustedes esta cena pascual antes
de mi pasión. Les digo que no volveré a comerla hasta que alcance
su cumplimiento en el Reino de Dios.
bå=ä~ë=é•Öáå~ë=ëáÖìáÉåíÉë=ëÉ=êÉéêçÇìÅÉ=ìå~=ëÉêáÉ=ÇÉ=íÉñíçë Y tomando la copa, dio gracias y dijo:
Ä∞ÄäáÅçë=åÉÅÉë~êáçë=é~ê~=íê~Ä~à~ê=ä~ë=~ÅíáîáÇ~ÇÉë=ÇÉ=ä~ë=ÇáîÉêJ —Tomen esto y repártanlo entre ustedes. Les digo que en adelante
no beberé del fruto de la vid hasta que no llegue el Reinado de Dios.
ë~ë=ìåáÇ~ÇÉëK=pìÖÉêáãçë=èìÉ=äçë=~äìãåçë=ÄìëèìÉå=äçë=íÉñíçë Tomando un pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
Éå=ä~=_áÄäá~I=éÉêç=äçë=êÉéêçÇìÅáãçë=~èì∞=é~ê~=Ñ~Åáäáí~ê=ä~=í~êÉ~ —Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en
Éå=Éä=Å~ëç=ÇÉ=èìÉ=Ü~ó~=~äÖìå~=ÇáÑáÅìäí~Ç=é~ê~=äçÅ~äáò~ê=ä~ë memoria mía. Lc 22, 7-19
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z Unidad 1, pág. 15, act. 9
La sal y la luz Pentecostés
Ustedes son la sal de la tierra: si la sal pierde el gusto, ¿con qué la Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos. De
sazonarán? Solo vale para tirarla y que la pise la gente. Ustedes repente vino del cielo un ruido, como de viento huracanado, que
son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad construida llenó toda la casa donde se alojaban. Aparecieron lenguas como
sobre un monte. No se enciende un candil para taparlo con un ce- de fuego, repartidas y posadas sobre cada uno de ellos. Se llena-
lemín, sino que se pone en el candelero para que alumbre a todos ron todos de Espíritu y empezaron a hablar en lenguas extranjeras,
en la casa. Brille su luz ante los hombres, de modo que, al ver sus según el Espíritu Santo les permitía expresarse.
buenas obras, glorifiquen a su Padre del cielo. Residían entonces en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todos
Mt 5, 13-16 los países del mundo. Al oírse el ruido, se reunió una multitud, y
estaban espantados porque cada uno oía a los apóstoles hablando
z Unidad 1, pág. 13, act. 5 en su propio idioma. Fuera de sí por el asombro, comentaban:
—¿No son todos los que hablan galileos? ¿Pues cómo los oímos
cada uno en nuestra lengua nativa? Partos y medos y elamitas, ha-
El sepulcro vacío bitantes de Mesopotamia, Judea y Ca-
padocia, Ponto y Asia, Frigia y Panfilia,
El primer día de la semana, muy temprano, todavía a oscuras, va Egipto y los distritos de Libia junto a Ci-
María Magdalena al sepulcro y observa que la piedra está retirada rene, romanos residentes, judíos y pro-
del sepulcro. Llega corriendo adonde estaban Simón Pedro y el sélitos, cretenses y árabes: todos los
otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dice:
oímos contar, en nuestras lenguas, las
—Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han maravillas de Dios.
puesto. Fuera de sí y perplejos, comentaban:
Salió Pedro con el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro. Corrían —¿Qué significa esto?
los dos juntos; pero el otro discípulo corría más que Pedro y llegó Otros se burlaban diciendo:
el primero al sepulcro. Inclinándose ve las sábanas en el suelo, —Están bebidos.
pero no entró. Llega, pues, Simón Pedro detrás de él y entró en Hch 2, 1-13
el sepulcro. Observa los lienzos en el suelo y el sudario que le
había envuelto la cabeza no en el suelo con los lienzos, sino enro- z Unidad 1, pág. 15, act. 10
llado en lugar aparte. Entonces entró el otro discípulo, el que había
llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Hasta entonces no habían
entendido lo escrito, que había de resucitar de la muerte. Los dis- El sueño de Jacob
cípulos se volvieron a casa.
Jacob salió de Berseba y se dirigió a Jarán. Acertó a llegar a un
Jn 20, 1-10
lugar; y como se había puesto el sol, se quedó allí a pasar la noche.
z Unidad 1, pág. 15, act. 7 Tomó una piedra del lugar, se la puso como almohada y se acostó
en aquel lugar.
Tuvo un sueño: una escalera, plantada en tierra, tocaba con el ex-
La Pascua tremo el cielo. Mensajeros de Dios subían y bajaban por ella. El
Señor estaba en pie sobre ella y dijo:
Llegó el día de los ázimos, cuando había que sacrificar la víctima —Yo soy el Señor, Dios de Abrahán tu padre y Dios de Isaac. La
pascual. Jesús envió a Pedro y a Juan encargándoles: tierra en que yaces te la daré a ti y a tu descendencia. Tu descen-
—Vayan a prepararnos la cena de Pascua. dencia será como el polvo de la tierra; te extenderás a occidente y
Le dijeron: oriente, al norte y al sur. Por ti y por tu descendencia todos los pue-
—¿Dónde quieres que te la preparemos? blos del mundo serán benditos. Yo estoy contigo, te acompañaré
Les respondió: adonde vayas, te haré volver a este país y no te abandonaré hasta
—Cuando entren en la ciudad, les saldrá al encuentro un hombre cumplirte cuanto te he prometido.
llevando un cántaro de agua. Síganlo hasta la casa donde entre y Despertó Jacob del sueño y dijo:
díganle al amo de la casa: «De parte del Maestro, que dónde está —Realmente está el Señor en este lugar y yo no lo sabía.
la sala donde va a comer la cena de Pascua con sus discípulos». Él Y añadió aterrorizado:
les mostrará un salón en el piso superior con divanes; prepárenla —¡Qué terrible es este lugar! Es nada menos que casa de Dios y
allí. Puerta del Cielo.
Fueron, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena Jacob se levantó de mañana, tomó la piedra que le había servido
de Pascua. de almohada, la colocó a modo de estela y derramó aceite en la
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles y les punta. Y llamó al lugar Casa de Dios (la ciudad se llamaba antes
dijo: Luz). Jacob pronunció un voto:
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