Page 3 - 2do Secundaria_Anexos
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—Si Dios está conmigo y me guarda en el viaje que estoy haciendo  pieza. Después me la guisas como a mí me gusta y me la traes
          y me da pan para comer y vestido con que cubrirme, y si vuelvo  para que la coma, pues quiero darte mi bendición antes de morir.
          sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios,  Rebeca escuchaba lo que Isaac decía a su hijo Esaú. Esaú salió a
          y esta piedra que he colocado como estela será una casa de Dios  descampado para cazar y traer alguna pieza. Rebeca dijo a su hijo
          y le daré un diezmo de todo lo que me dé.                 Jacob:
                                                   Gn 28, 10-22     —He oído a tu padre que decía a Esaú, tu hermano: «Tráeme una
                                                                    pieza y guísamela, que la coma; pues quiero bendecirte en presen-
                    z Unidad 1, pág. 19, act. 16; unidad 2, pág. 27, act. 2  cia del Señor antes de morir». Ahora, hijo mío, obedece mis ins-
                                                                    trucciones: vete al rebaño, selecciona dos cabritos hermosos y yo
                                                                    se los guisaré a tu padre como a él le gusta. Tú se lo llevarás a tu
          Elías en el monte Horeb                                   padre para que coma; y así te bendecirá antes de morir.
                                                                    Replicó Jacob a Rebeca, su madre:
          El Señor le dijo:                                         —Sabes que Esaú, mi hermano, es peludo y yo soy lampiño. Si mi
          —Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!  padre me palpa y quedo ante él como embustero, me acarrearé
          Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía  maldición en vez de bendición.
          trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el  Su madre le dijo:
          viento. Después del viento vino un terremoto; pero el Señor no es-  —Yo cargo con la maldición, hijo mío. Tú obedece, ve, tráemelos.
          taba en el terremoto. Después del terremoto vino un fuego; pero el  Él fue, los escogió y se los trajo a su madre; y su madre los guisó
          Señor no estaba en el fuego. Después del fuego se oyó una brisa  como le gustaba a su padre. Rebeca tomó el traje de su hijo mayor
          tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera  Esaú, el traje de fiesta que guardaba en el arcón, y se lo vistió a
          y se puso en pie a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz  Jacob, su hijo menor. Con la piel de los cabritos le cubrió las manos
          que le decía:                                             y la parte lisa del cuello. Después puso en manos de su hijo Jacob
          —¿Qué haces aquí, Elías?
                                                                    el guiso que había preparado con el pan.
                                                  1 Re 19, 11-13    Él entró adonde estaba su padre y le dijo:
                                                                    —Padre mío.
                                                                    Le contestó.
                                     z Unidad 1, pág. 21, act. eval. 4  —Aquí estoy. ¿Quién eres tú, hijo mío?
                                                                    Jacob respondió a su padre:
          El plato de lentejas                                      —Yo soy Esaú, tu primogénito. He hecho lo que me mandaste. In-
                                                                    corpórate, siéntate y come de la caza; y después me bendecirás.
          Crecieron los chicos. Esaú se hizo un experto cazador, hombre  Isaac dijo a su hijo:
          agreste, mientras que Jacob se hizo honrado beduino. Isaac pre-  —¡Qué prisa te has dado para encontrarla, hijo mío!
          fería a Esaú porque le gustaban los platos de caza, Rebeca prefería  Le contestó:
          a Jacob.                                                  —Es que el Señor tu Dios me la puso al alcance.
          Un día que Jacob estaba guisando un                       Isaac dijo a Jacob:
          potaje,  volvía  Esaú  agotado  del                       —Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mi hijo Esaú o
          campo.                                                    no.
          Esaú dijo a Jacob:                                        Se acercó Jacob a Isaac, su padre, el cual, palpándolo, dijo:
          —Déjame tragar de eso pardo, que                          —La voz es la voz de Jacob, las manos son las manos de Esaú.
          estoy  agotado.  (Por  eso  le  llaman                    No le reconoció porque sus manos eran peludas como las de su
          Edom.)                                                    hermano Esaú. Y se dispuso a bendecirlo. Preguntó:
          Respondió Jacob:                                          —¿Eres tú mi hijo Esaú?
          —Si me vendes ahora mismo tus de-                         Contestó:
          rechos de primogenitura.                                  —Lo soy.
          Esaú replicó:                                             Le dijo:
          —Yo estoy que me muero: ¿qué me importan los derechos de pri-  —Hijo mío, acércame la caza, que coma; y después te bendeciré.
          mogénito?                                                 Se la acercó y comió, luego le sirvió vino, y bebió.
          Dijo Jacob:                                               Isaac, su padre, le dijo:
          —Júramelo ahora mismo.                                    —Acércate y bésame, hijo mío.
          Se lo juró y vendió a Jacob sus derechos de primogénito. Jacob  Se acercó y lo besó. Y al oler el aroma del traje, lo bendijo di-
          dio a Esaú pan con potaje de lentejas. Él comió, bebió, se alzó, se  ciendo:
          fue, y así malvendió Esaú sus derechos de primogénito.        —Mira, el aroma de mi hijo
                                                   Gn 25, 27-34         como aroma de un campo
                                                                        que ha bendecido el Señor.
                                         z Unidad 2, pág. 27, act. 2    Que Dios te conceda rocío del cielo,
                                                                        feracidad de la tierra,
                                                                        abundancia de grano y mosto.
          Isaac bendice a Jacob                                         Te sirvan pueblos
          Cuando Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a Esaú, su hijo  y te rindan vasallaje naciones.
          mayor, y le dijo:                                             Sé señor de tus hermanos,
          —¡Hijo mío!                                                   que te rindan vasallaje los hijos de tu madre.
          Le contestó:                                                  ¡Maldito quien te maldiga,
          —Aquí estoy.                                                  bendito quien te bendiga!
          Le dijo:                                                                                            Gn 27, 1-29
          —Mira, ya estoy viejo y no sé cuándo voy a morir. Así que toma
          tus aparejos, arco y aljaba, y sal a descampado a cazarme alguna   z Unidad 2, pág. 27, act. 2; unidad 2, pág. 35, act. 18



                                                                                                                     NPR
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