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1. La construcción de la paz
La tierra es la casa común que Dios ha ofrecido a la familia humana.
Es voluntad de Dios que los miembros de una familia estén unidos por
el amor y vivan en paz y en armonía entre sí. Pero la experiencia nos
enseña que, por desgracia, esto no siempre es así.
1.1. Un mundo en conflicto
Vivimos en un mundo en el que la paz está constantemente amenazada.
Y no solo eso. En muchos lugares del planeta, la paz no existe, porque
ha sido eliminada por la crueldad de las guerras y la violencia arma-
da.
— Hay guerras que acaparan las portadas de los periódicos y son
noticia constante en la televisión, como, por ejemplo, las guerras
en Iraq, Síria, Palestino-Israelí, entre otras.
— Otras, en cambio, se desarrollan sin tanto eco en los medios de
comunicación y, sin embargo, suponen también masacres y atroci-
dades horribles. Son las que se han producido entre hutus y tutsis
en la Región de los Grandes Lagos africana; las que provocan en
Colombia los conflictos entre gobierno, guerrilla y paramilitares; la
que se vivió en nuestra patria durante los años del terrorismo de
Sendero Luminoso.
• Otras situaciones de violencia armada
A ello hay que añadir situaciones que se acercan a un conflicto armado,
como por ejemplo, el inagotable goteo de muertos entre palestinos e
israelís en el Cercano Oriente, la amenaza de los grupos terroristas
que operan en distintos países, también en el nuestro, y del terrorismo
internacional, que han tenido sus manifestaciones más sangrientas
en atentados como los de Nueva York y Washington el 11 de septiembre
del 2001 y el actual narcoterrorismo en el VRAE aquí en Perú.
• Sensación de inseguridad
Además, la situación no parece ir por caminos de solución; de hecho,
la sensación de inseguridad ha crecido:
— Se habla de nuevo de la conveniencia del rearme para la defensa
de la propia seguridad y se destinan a armamento cantidades as-
tronómicas.
— Las naciones ricas siguen vendiendo armas a los países desan-
grados por guerras interminables.
— Se ha eliminado el papel mediador de la ONU en el caso de conflictos
armados.
— Se han pasado por alto principios éticos tan primarios como el res-
peto a los derechos humanos de los prisioneros, que intentan poner
algo de humanidad en las situaciones de conflicto armado.
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