Page 6 - 5to Secundaria_Religion-127-144_Neat
P. 6

Los Papas y la guerra
            Por lo que respecta a los Papas, hay que reconocer que desde hace más de siglo y medio se colocan en abierta oposición a
            la guerra:
            — Pío IX, en el momento en que están en peligro los Estados Pontificios, se niega a entrar en guerra para defender su posesión
               porque lo considera incompatible con su misión pastoral.
            — León XIII explicita que la función propia del Papa es promover la paz entre las naciones.
            — Benedicto XV, que tuvo que afrontar la difícil situación de la Primera Guerra Mundial, intentó por todos los medios que cesara
               la guerra, aunque no lo consiguió. Había quien le pedía que la declarara guerra santa. Él se opuso con firmeza.
            — Pío XII, antes de la Segunda Guerra Mundial y durante ella, expresó repetidas veces su rechazo a la guerra: No se pierde
               nada con la paz. Todo se puede perder con la guerra. Afirmaba que sólo las guerras defensivas, y en condiciones concretas,
               pueden llegar a ser moralmente aceptables. En realidad Pío XII ya no habla de guerra justa, sino de defensa justa.
            — San Juan XXIII, en plena guerra fría, hace notar que resulta absurdo sostener que la guerra es un medio apto para restituir
               el orden violado.

               • Constata que, desgraciadamente, continúa habiendo guerras.
               • Matiza que, mientras exista el riesgo de guerra y falte una autoridad competente y provista de medios necesarios, no se podrá
                negar el derecho de legítima defensa a los gobiernos una vez agotados todos los medios pacíficos de la diplomacia.
               • Considera que una cosa es usar la fuerza militar para defenderse con justicia, y otra muy diferente someter a otras naciones.
               • Condena las armas de destrucción masiva: Toda acción bélica que tienda indiscriminadamente a la destrucción de ciudades
                enteras o de extensas regiones, junto con sus habitantes, es un crimen contra Dios y la humanidad (Gaudium et Spes, N.°
                80).

            — El Concilio Vaticano II:
            — San Pablo VI pide el final de la carrera de armamentos y niega que en ese momento se den las condiciones que hagan posible
               que una guerra sea justa porque no hay proporción entre los objetivos que se pretenden y los medios que se usan para con-
               seguirlos. Para él, el desarrollo de los pueblos es el nuevo nombre de la paz.
            — San Juan Pablo II es contundente en su rechazo de la guerra: El concepto de guerra justa es una cosa que pertenece al
               pasado. En nuestro tiempo ya no tiene validez, porque los hombres tienen otros medios para poder resolver los conflictos entre
               los pueblos.

           • Papa Francisco: “¡Nunca más la guerra! ¡La guerra es una locura!... les pido de corazón, ¡detengan la guerra, piensen
           en los niños!”
           • A modo de síntesis
           El breve recorrido histórico que hemos realizado en este apartado nos permite obtener algunas conclusiones.


              • La postura de la Iglesia respecto a la guerra y la paz no ha sido uniforme a lo largo de su historia.
                Ha habido períodos:
                — En los que se ha mostrado más cercana al ideal de no violencia proclamado por Jesús.
                — En los que han prevalecido las consideraciones prácticas que hacían considerar inevitable la guerra para evitar males
                 mayores.

              • El pensamiento de los últimos Papas y del Concilio Vaticano II es de un rechazo de la guerra cada vez más nítido y rotundo,
               a la vista de:
                — Lo que suponen en la actualidad los conflictos armados y sus inhumanas consecuencias.
                — Las posibilidades de solucionar los problemas por otros medios.
                — La incoherencia nunca totalmente superable entre la violencia armada y lo que propone Jesús en el Evangelio.

              • Puede afirmarse que la conciencia del Magisterio de la Iglesia es que hoy en día difícilmente puede legitimarse ninguna
               guerra, porque la situación actual del mundo y las consecuencias de cualquier conflicto armado hacen prácticamente
               imposible que se cumplan todas aquellas condiciones que podrían convertirla en una guerra justa.





                                                                                                                     133
   1   2   3   4   5   6   7   8   9   10   11