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1.3. Condiciones y medios para construir la paz La paz, fruto
del Espíritu
Te presentamos a continuación unas condiciones y unos medios que son
indispensables para construir la paz verdadera.
La paz no es únicamente ausencia de guerra.
No puede alcanzarse en la tierra sin la salva-
guardia de los bienes de las personas, la libre
• Pacificación de los espíritus comunicación entre los seres humanos, el res-
Una primera condición para que se dé una paz auténtica es la pacificación peto de la dignidad y los derechos de las per-
de los espíritus. No es tarea fácil, porque supone un cambio en las con- sonas y de los pueblos, la práctica asidua de
la fraternidad y la justicia. Hay una paz en la
ciencias de personas y pueblos.
persona, en los hogares, en la convivencia ciu-
dadana…
La paz terrenal es imagen de la paz de Cristo,
fruto del Espíritu.
• Controlar la ambición, el afán de tener más y más… que conducen a luchar,
si es necesario con las armas, para conseguir lo que se desea. Es un espejismo
pensar que la ambición sin freno no pone en peligro la paz.
• Avanzar en la capacidad de perdón, superando el instinto de agresividad.
• Tener un respeto profundo por todas las personas y todos los pueblos de
la tierra, por encima de las diferencias y tensiones que existan.
Este cambio lleva a:
• Promover una educación para la paz
Para construir un mundo en paz, también es de la máxima importancia
promover una educación para la paz en todas las etapas del desarrollo de
las nuevas generaciones.
• Dar a conocer de forma respetuosa y positiva las diferentes culturas del
pasado y del presente, especialmente aquellas que están más presentes en
el propio entorno.
• Educar en el valor de todas y cada una de las personas humanas, en la to-
lerancia, en el respeto de las opiniones y creencias ajenas, en la promoción
de los derechos del hombre y la mujer, en la valoración positiva de las di-
ferencias entre personas y pueblos, en una sana interculturalidad.
• Promover la participación activa en asociaciones y movimientos que trabajan
por la paz, la justicia, la solidaridad, el respeto a las minorías...
Esto supone:
• Impulsar la justicia, la solidaridad y el amor
El Concilio Vaticano II afirma que la paz nunca es una cosa del todo hecha,
sino un perpetuo quehacer (Gaudium et Spes, N.° 78).
• En este sentido, la solidaridad concreta y la lucha por la justicia han de
ser compañeras inseparables del deseo de paz. Y en un mundo como el nues-
tro, en el que hay tantas injusticias, tantos intereses turbios, tanto odio… po-
nerse a favor de la paz auténtica y para todos es un compromiso muy serio
que, en muchos casos, puede comportar dificultades.
• En esta lucha por la justicia y la paz, la Iglesia, de acuerdo con el Evangelio,
nos pide que optemos por los medios no violentos.
NPT