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6. Las grandes religiones y el cristianismo
No vamos a abordar en esta unidad el estudio del cristianismo; lo conoces de
años anteriores y lo vas a estudiar en profundidad en el presente curso. Ahora
sólo trataremos de su relación con las otras religiones presentadas.
La Iglesia recuerda que todos los hombres y mujeres del mundo:
— Tienen un mismo origen y un mismo fin.
— Han sido creados por Dios, quien les ha dado la tierra para que la habiten
y vivan en ella con dignidad.
— Están llamados por Dios a que se unan, encuentren la salvación y vivan
eternamente con Él.
El vínculo de la Iglesia con las religiones no El Padre quiso convo-
cristianas es en primer lugar el del origen y el car a toda la humani-
del fin comunes del género humano: dad en la Iglesia de su Hijo
para reunir de nuevo a to-
«Todos los pueblos forman una única comunidad
y tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo dos sus hijos que el pecado
había dispersado y extra-
habitar a todo el género humano sobre la entera viado. La Iglesia es el lugar
faz de la tierra; tienen también un único fin último, donde la humanidad debe
Dios, cuya providencia, testimonio de bondad y volver a encontrar su unidad
designios de salvación se extienden a todos hasta y su salvación. Ella es el
t
que los elegidos se unan en la Ciudad San a». mundo reconciliado.
(Concilio Vaticano II, Nostra Aetate, N.° 1.)
Catecismo Iglesia Católica,
Catecismo Iglesia Católica, N.° 842 N.° 845
Por otra parte, la Iglesia católica, en la declaración Nostra Aetate del Concilio
Vaticano II, valora positivamente el esfuerzo de las religiones no cristianas en
su búsqueda de Dios y expone cuál debe ser la actitud de los cristianos y cris-
tianas hacia los creyentes de otras religiones.
En estos fragmentos puedes apreciarlo.
• A todas las religiones
Al defender la capacidad de la razón humana para conocer a Dios, la Iglesia expresa
su confianza en la posibilidad de hablar de Dios a todos los hombres y con todos
los hombres. Esta convicción está en la base de su diálogo con las otras religiones, con
la filosofía y las ciencias, y también con los no creyentes y los ateos.
Catecismo Iglesia Católica, N.° 39
La Iglesia católica nada rechaza de lo que en estas religiones hay de verdadero
y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos
y doctrinas que, aunque discrepan en muchos puntos de lo que ella profesa y enseña,
no pocas veces reflejan aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. Anuncia y
tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es el camino, la verdad
y la vida, en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien
Dios reconcilió consigo todas las cosas.
Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y amor, mediante el diálogo
y la colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de la fe y la
vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y mo-
rales, así como los valores socio-culturales, que en ellos existen.
Concilio Vaticano II. Nostra Aetate, N.° 2
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