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5to Secundaria Religion 2020_AQP.qxp_- 29/02/20 10:42 Página 121

Destrucción de la vida

Consideramos los siguientes casos:
• El homicidio. Es la muerte de una persona causada por otra.
Se ha de distinguir entre:
— Homicidio voluntario: cuando la acción de matar se realiza
de manera consciente y voluntaria (asesinato).
— Homicidio involuntario: cuando la muerte acaece de manera
casual o accidental, sin la intención de matar.
La Iglesia enseña que la vida humana debe respetarse siempre.
Por eso, condena el homicidio voluntario. No obstante, se
puede matar en caso de guerra justa o por legítima defensa
cuando la propia vida está amenazada por un agresor y no
bastan otros medios.

• Aborto voluntario: es el asesinato que aniquila y extermina
la vida del ser más indefenso que existe: la persona humana
que ya vive en el seno de su madre.
El acto libre de abortar es inmoral e injustificable bajo cualquier
punto de vista. Hoy en día se usan diversos eufemismos para
maquillar el horror de esta práctica (como llamarle “interrupción
del embarazo” o “aborto terapéutico”); incluso se brindan pre-
textos muy variados para tratar de justificar dicha práctica (vio-
laciones, pobreza, salud de la madre, maternidad subrogada, etc.). Lo cierto es que cada ser humano comienza a existir desde el
momento de la concepción y, por tanto, sus derechos humanos deben ser respetados al igual que los de cualquier otra persona, inde-
pendientemente de su edad o condiciones circunstanciales, como lo reconoce la Constitución Política del Perú.

• Eutanasia: es la práctica del homicidio voluntario pues implica que un ser humano da muerte a otro, ya mediante un acto positivo, ya
mediante la omisión de la atención y los cuidados debidos. Aunque el sufrimiento del enfermo y de sus familiares puede ser terrible, ni
ese ni otros motivos pueden justificar que se le quite la vida a un ser humano ya que su dignidad no se basa en sentimientos.
Por el contrario, no es propiamente eutanasia el hecho de abstenerse de prolongar la vida con recursos desproporcionados, difíciles,
costosos y molestos, que no mejoran la situación del enfermo, sino que simplemente retrasan su muerte inminente.

• Suicidio: es todo aquello que se hace o se deja de hacer, de forma voluntaria, con la finalidad de poner fin a la propia vida. En la mayoría
de los casos, el suicidio es fruto de un desequilibrio psicológico de carácter depresivo, más fuerte que el mismo instinto de conservar
la vida.
Esta práctica es contraria al cuidado que nos debemos a nosotros mismos y al deber moral de conservar y proteger la vida; ofende el
amor al prójimo, ya que rompe los vínculos de solidaridad con amigos y familiares.

• Pena de muerte: consiste en quitarle la vida a una persona por un delito considerado de extrema gravedad por la ley de un país. En
los últimos años la mayoría de los Estados occidentales la ha abolido.
La Iglesia recuerda que hoy en día los Estados ya disponen de medios suficientes para reprimir el crimen y castigar el reo y, por tanto,
esta pena ya no es necesaria.

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