Page 52 - Vida de San Agustín_Neat
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Ese  enemigo  número  uno  del  imperio  era  Ambrosio,  el

                  Obispo  de  Milán;  por  tanto,  enemigo  del  tierno  y  amigable


                  orador. El principal objetivo del imperio era destruir al Santo

                  Obispo. Así que, le tocó encontrar el modo de hacerlo.




                  Todos los días asistía a oír sus sermones, para luego, con su


                  oratoria  descalificar  las  palabras  de  Ambrosio  en  la  corte  y

                  entre  los  simpatizantes  del  emperador.  Así,  día  a  día

                  encontraba nuevos argumentos para atacarlo y, día a día, se


                  iba  interesando  más  por  los  sermones  ambrosianos.  Su

                  madre,  de  gota  en  gota,  aprendió  a  disfrutar  del  vino  para


                  caer  en  un  terrible  vicio.  Agustín,  de  sermón  en  sermón,

                  aprendió a disfrutar la palabra de Ambrosio, para avanzar en


                  su búsqueda de la verdad.




                  Las visitas continuas a la catedral, comenzaron a devolverle

                  el  interés  perdido  por  aquella  verdad  que  parecía  olvidada.


                  Ambrosio,  el  enemigo  del  imperio,  estaba  socavando  sus

                  bases; más profundo aún, que el mismo deseo insaciable de

                  poder.




                  Agustín,  hombre  muy  sensible,  no  pudo  resistir  la


                  personalidad del Obispo de Milán; se le acercó en son de paz






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