Page 75 - Vida de San Agustín_Neat
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gente  eran  interminables,  llegaban  con  todo  tipo  de

                  problemas:  a  pedir  consejos,  a  pedir  mediaciones  en


                  conflictos, a pedir ayuda económica. Otros obispos le pedían

                  ayuda para que predicara en sus diócesis; otros le enviaban


                  cartas  para  tratar  temas  doctrinales,  cuestiones  morales,

                  éticas y espirituales.




                  En medio del cansancio, le quedaba la satisfacción de estar

                  en  casa  y  ser  atendido  por  sus  hermanos  que  lo  rodeaban


                  para escucharlo y hacerle preguntas. Después de las cenas,

                  aprovechaba las noches para dialogar con ellos. Sus palabras


                  eran como dardos que penetraban el corazón de los monjes.

                  Quienes  vivían  en  régimen  monástico  con  aquel  obispo,


                  tenían la satisfacción de haber elegido lo mejor. Como padre

                  de los monjes era sumamente delicado y tierno. Como obispo


                  se preocupaba por su pueblo.




                  Durante  mucho  tiempo  en  aquella  ciudad,  un  grupo  de

                  personas  llamadas  donatistas  tenían  dividida  la  Iglesia

                  Católica; ofrecían bienes materiales a los que aceptaran ser


                  cómplices de sus mentiras. Ellos pretendían ser reconocidos

                  como santos y que la Iglesia Católica fuera reconocida como


                  pecadora.






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