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150 Dr. William Soto Santiago
Que pronto, Señor, tú transformes nuestros cuerpos,
y regresemos a nuestra herencia, a nuestra propiedad,
y a nuestros derechos, que sean restaurados a cada uno
de los primogénitos, en este el Día de la Redención, y
regresemos a vida eterna, a la vida eterna, de donde
cayó Adán en el Huerto del Edén.
EL DÍA DE LA REDENCIÓN.
Es tan y tan grande la bendición que nos ha tocado en el
Día de la Redención, que los santos del pasado, todos los
escogidos de las edades pasadas, han tenido que esperar en
el Paraíso para entrar al Día de la Redención: recibir ese
Mensaje allí en el Paraíso, y estar en ese Mensaje para
pronto regresar a la T ierra en un cuerpo eterno: restaurados
a la vida eterna con todos los derechos que el ser humano
perdió en la caída.
Todos los derechos serán restaurados a los hijos de Dios.
Por esa causa el Título de Propiedad de toda la herencia de
los hijos de Dios, es traído ese Título, ese Librito, a la
Tierra.
Y así como ninguna persona tiene derecho a reclamar
una propiedad, si no tiene el título de propiedad (o sea, la
escritura de esa propiedad, con el sello, sellada): no tiene
derecho a hacer ese reclamo, y que le sea concedido lo que
él reclama.
Pero si viene otro a reclamar la misma propiedad, y tiene
ese título de propiedad, esa escritura, y aparece su nombre
ahí como heredero, como dueño, de esa propiedad, la Corte
le da el derecho a esa persona que trajo, que tiene, el título
sellado; y el reclamo de esa persona es válido, y obtiene su