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154 Dr. William Soto Santiago
venido de la séptima dimensión a esta dimensión terrenal,
una: no pudieron los hijos de Dios obtener su cuerpo
teofánico, y vivir en ese cuerpo y en esa dimensión un
lapso de tiempo, y luego venir a la Tierra y obtener un
cuerpo eterno, traído por creación divina, para vivir
eternamente; sino que han pasado los hijos de Dios de la
séptima dimensión a esta dimensión terrenal, y han
obtenido los hijos de Dios un espíritu en la permisiva
voluntad de Dios, un espíritu del mundo, y no el espíritu
teofánico que le corresponde a cada hijo de Dios. Un
espíritu del mundo, con la inclinación hacia las cosas del
mundo; y luego también un cuerpo de este mundo, traído
por la unión de papá y de mamá, de un hombre y de una
mujer, por las relaciones íntimas.
Por lo tanto, el ser humano, los hijos de Dios, han estado
viviendo esclavizados en un cuerpo permisivo, en la
permisiva voluntad de Dios, un cuerpo sujeto a pasiones, a
problemas, a las necesidades de este mundo, y a las cosas
de este mundo (como los trabajos de este mundo, las
exigencias de este mundo, y todas las cosas de este
mundo).
Así los hijos de Dios han vivido esclavizados en este
planeta Tierra, en el propio planeta que a ellos les
pertenece; pero por cuanto los hijos de Dios perdieron sus
derechos y su herencia en la caída, hemos estado viviendo
en esa situación por miles de años.
Pero dice el apóstol San Pablo que todos los hijos de
Dios serán libertados, liberados. Dice Romanos, capítulo 8,
verso 19 en adelante: