Page 199 - Frankenstein
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tierra!, digna morada de los dioses y que aún
   ayer aparecía insana, húmeda y desolada. Este
   resurgimiento de la naturaleza me elevó el espí-
   ritu; el pasado se me borró de la memoria, el
   presente era tranquilo y el futuro me daba es-
   peranza y promesas de alegría.
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