Page 214 - Frankenstein
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alguna razón que no logré saber, cayó en des-
gracia ante el gobierno. Fue aprehendido y en-
carcelado el mismo día en que Safie llegaba de
Constantinopla para reunirse con él. Se le juzgó
y condenó a muerte. La injusticia de esta sen-
tencia era flagrante. Todo París estaba indigna-
do, pues consideraba que sus riquezas y su re-
ligión, más que el crimen que se le imputaba,
habían sido la causa de su condena.
Félix había estado presente en el juicio, y su
ira al escuchar la sentencia fue incontenible.
Hizo al instante una promesa solemne de libe-
rarlo, e inició de inmediato la búsqueda del
medio que le permitiera llevar a cabo su jura-
mento. Tras muchos infructuosos intentos de
penetrar en la prisión, encontró en un ala poco
vigilada del edificio una ventana enrejada, que
iluminaba la mazmorra del infortunado maho-
metano, que, doblegado bajo el peso de las ca-
denas, aguardaba lleno de desesperación el
cumplimiento de la bárbara sentencia. Por la
noche, a través de la ventana, Félix comunicó al