Page 368 - Frankenstein
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Capítulo 6


     Eran las ocho cuando desembarcamos. Pa-
   seamos unos momentos por la orilla disfrutan-
   do  del  crepúsculo  y  luego  nos  dirigimos  a  la
   posada, desde donde contemplamos la hermosa
   vista del lago, bosques y montañas, que, en-
   vueltas en la oscuridad, aún mostraban sus ne-
   gros perfiles.
     El viento, que casi había cesado por el sur, se
   levantó ahora con gran violencia desde el oeste.
   La luna, alcanzado su cenit, empezaba a des-
   cender; ante ella, las nubes corrían, más veloces
   que el vuelo de los buitres, y nublaban sus ra-
   yos; en las aguas del lago se reflejaba el atarea-
   do firmamento, de manera aún más bulliciosa,
   pues las olas empezaban a crisparse. De pronto
   cayó una fuerte tormenta de agua.
     Yo había permanecido tranquilo a lo largo de
   todo  el  día,  pero,  en  cuanto  la  noche  difuminó
   la forma de las cosas, me asaltaron mil temores.
   Alerta y lleno de ansiedad, empuñaba con la
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