Page 372 - Frankenstein
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una especie de pánico al ver que la pálida luz
de la luna iluminaba la habitación, pues las con-
traventanas que se habían cerrado anteriormen-
te ahora estaban abiertas. Con inexpresable
horror vi asomarse a una de las ventanas el
aborrecido y repugnante rostro del monstruo.
Esbozó una mueca burlona mientras señalaba
con su inmundo dedo el cadáver de mi esposa.
Me abalancé hacia la ventana y, extrayendo del
pecho una pistola, disparé; pero esquivó la bala,
y, huyendo del lugar a la velocidad del rayo, se
zambulló en las aguas del lago. ,
El ruido del disparo atrajo a la gente hacia la
habitación. Indiqué el lugar por donde había
desaparecido, y lo seguimos con barcas; echa-
mos incluso redes, pero todo en vano. Regre-
samos desesperanzados después de varias
horas, la mayoría de mis compañeros conven-
cidos de que el fugitivo era fruto de mi imagi-
nación. Tras desembarcar, se dispusieron a re-
gistrar los alrededores, organizando distintas