Page 377 - Frankenstein
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supe más tarde, durante muchos meses estuve
encerrado en una celda solitaria.
Pero la libertad hubiera sido un fútil regalo, si
al recobrar la razón no hubiera recobrado a la
vez un deseo de venganza. Así que iba recupe-
rando el recuerdo de mis desdichas, empecé a
pensar en su causa: el monstruo que había crea-
do, el miserable demonio que, para mi ruina,
había traído al mundo. Al pensar en él, me in-
vadía una enloquecedora furia y entonces, de-
seando que cayera en mis manos, rezaba para
que así fuera y pudiera desatar sobre su infame
cabeza una inmensa y mortal venganza.
Mi cólera no se satisfizo mucho tiempo con
inútiles deseos; empecé a pensar en cómo podía
perseguirlo; a este fin, un mes después de pues-
to en libertad, me dirigí a uno de los jueces de
la ciudad, diciéndole que quería formular una
acusación;, dije que conocía al asesino de mis
familiares, y que le rogaba que ejerciera toda su
autoridad para que se le detuviera.
Me escuchó con benevolencia e interés.