Page 373 - Frankenstein
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patrullas, que se esparcieron por los bosques y
   viñedos.
     No fui con ellos; me encontraba exhausto. Un
   velo me nublaba la vista, y la piel me ardía con
   el calor de la fiebre. En este estado, apenas
   consciente de lo que había ocurrido, me tendie-
   ron en una cama, desde donde recorría el cuar-
   to  con  la  mirada  en  busca  de  algo  que  había
   perdido.
     Recordé entonces que mi padre estaría espe-
   rando con ansiedad a que Elizabeth y yo regre-
   sáramos, y que ahora debería volver solo. Este
   pensamiento  me  trajo  lágrimas  a  los  ojos  y  di
   libre curso a mi llanto. Mis errantes pensamien-
   tos iban de un punto a otro, centrándose en mis
   desgracias, y en lo que las había ocasionado.
   Me envolvía una nube de incredulidad y
   horror. La muerte de William, la ejecución de
   Justine, la muerte de Clerval y finalmente la de
   mi  esposa;  ni  siquiera  sabía  si  el  resto  de  mis
   familiares se encontraban a salvo de la maldad
   del villano; quizá mi padre se agitaba ya entre
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