Page 145 - Vuelta al mundo en 80 dias
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Pero los an nadores de la "Enriqueta"... repu-so Phileas Fogg.
No hay más armadores que yo respondió el capitán . El buque me pertenece.
Lo fleto.
No.
Lo compro.
No.
Phileas Fogg no pestañeó. Sin embargo, la situa-ción era grave. No sucedía en Nueva York
lo que en Hong Kong, ni con el capitán de la "Enriqueta' lo que con el patrón de la
"Tankadera". Hasta entonces, el dinero del gentleman había vencido todos los, obstácu-los.
Esta vez el dinero no daba resultado.
Era necesario, sin embargo, hallar el medio de atravesar el Atlántico en barco, a no cruzarlo
en globo, lo cual hubiera sido muy aventurado y nada realizable.
A pesar de todo, parece que a Phileas Fogg se le ocurrió una idea, puesto que dijo al
capitán:
Pues bien; ¿queréis llevarme a Burdeos?
No, aun cuando me dierais doscientos dólaes.
Os ofrezco dos mil.
¿Por persona?
Por persona.
¿Y sois cuatro?
Cuatro.
El capitán Speedy comenzó a rascase la frente, como si hubiese querido arrancarse la
epidermis. Ocho mil dólares que ganar, sin modificar el vitje, valían bien la pena de dejar a
un lado sus antipatías hacia todo pasajero, pasajeros a dos mil dólares, por otra parte, no
son ya pasajeros, sino mercancía pre-ciosa.
Parto a las nueve dijo nada más el capitán Speedy , ¿y si vos y los vuestros no estáis
aquí?
¡A las nueve estaremos a bordo! respondió con no menos laconismo Phileas Fogg.