Page 149 - Vuelta al mundo en 80 dias
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Picaporte estuvo a punto de responder cual se merecía a tal calificativo, cuya verdadera
significación no podía comprender; pero al considerar que Fix debía estar muy mohíno y
humillado en su amor propio, por haber seguido una pista equivocada alrededor del mundo,
no hizo caso.
Y ahora, ¿qué partido iba a tomar Phileas Fogg? Era difícil imaginario. Parece, sin
embargo, que el flemáti-co gentleman había adoptado una resolución, porque aquella
misma tarde hizo venir al maquinista y le dijo:
Activad los fuegos haciendo rumbo hasta agotar completamente el combustible.
Algunos momentos después, la chimenea de la "Enriqueta" vomitaba torrenes de humo.
Siguió, pues, el buque marchando a todo vapor; pero dos días después, el 18, el maquinista
dio parte, según lo había anunciado, que faltaría aquel día el carbón.
Que no se amortigüen los fuegos respondió Fogg . Al contrario. Cárguense las
válvulas.
Aquel día, a cosa de las doce, después de haber tomado altura y calculado la posición del
buque, Phi-leas Fogg llamó a Picaporte y le dio orden de ir a bus-car al capitán Speedy. Era
esto como mandarle soltar un tigre, y bajó por la escotilla diciendo:
Estará indudablemente hidrófobo.
En efecto, algunos minutos más tarde, llegaba a la toldilla una bomba con gritos e
imprecaciones. Esa bomba era el capitán Speedy, y era claro que iba a estallar.
¿Dónde estamos?
Tales fueron las primeras palabras que pronunció, entre la sofocación de la cólera, y
ciertamente que no lo habría contado, por poco propenso a la apoplejía que hubiera sido.
¿Donde estamos? repitió con el rostro con-gestionado.
A setecientas setenta millas de Liverpool res-pondió mister Fogg, con imperturbable
calma.
¡Pirata! -exclamó Andrés Speedy.
Os he hecho venir para...
¡Filibustero!
Para rogaros que me vendáis vuestro buque.