Page 78 - Vuelta al mundo en 80 dias
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Fix y Picaporte comprendieron que habían entrado en un fumadero frecuentado por esos
miserables, ale-lados, enflaquecidos, idiotas, a quienes la mercantil Inglaterra vende
anualmente millones de libras de esa funesta droga, llamada opio. ¡Tristes millones
cobra-dos sobre uno de los vicios más funestos de la natura-leza humana!
Bien ha procurado el gobierno chino remediar este abuso por medio de leyes severas, pero
en vano. De la clase rica, a la cual estaba al principio formalmente reservado el uso del
opio, descendió el vicio hasta las clases inferiores, y ya no fue posible contener sus
estragos. Se fuma el opio en todas partes, entregándo-se a esa inhalación no pueden pasar
sin ella, porque experimentan horribles contracciones en el estómago. Un buen fumador
puede aspirar ocho pipas al día, pero se muere en cinco años.
Fix y Picaporte habían entrado, por consiguiente, en uno de esos fumaderos que pululan
hasta en Hong--Kong. Picaporte no tenía dinero, pero aceptó gustoso la fineza de su
compañero, reservándose pagársela en su tiempo y lugar.
Se pidieron dos botellas de Oporto, a las cuales hizo el francés mucho honor; mientras que
Fix, más reservado, observaba a su compañero, con suma aten-ción. Se habló de diferentes
cosas, y sobre todo de la excelente idea que había tenido Fix al tomar pasaje en el
"Carnatic". Y a propósito de este vapor cuya salida se anticipaba, Picaporte, después de
vaciadas las bote-llas, se levantó para advertir a su amo.
Fix lo detuvo.
Un momento le dijo.
¿Qué queréis, señor Fix?
Tengo que hablaros de cosas serias.
¡De cosas serias! exclamó Picaporte vaciando algunas gotas de vino que se habían
quedado en el fondo de su vaso . Pues bien, mañana hablaremos. No tengo tiempo hoy.
Quedaos dijo Fix . ¡Se trata de vuestro amo!
Picaporte, al oír esto, miró con fijeza a su interio-cutor.
La expresión del semblante de Fix le parecio sin-gular, y se sentó.
¿Qué tenéis, pues, que decirme? preguntó.
Fix apoyó la mano en el brazo de su companero, y bajando la voz, dijo:
¿Habéis adivinado quién soy?
¡Pardiez! dijo Picaporte sonriendo.