Page 66 - Coleccion d elibros de lectura
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Galo siente de pronto una chispita
               de gusto dentro del corazón. Para su
               sorpresa, ella lo alimenta dándole
               carne de venado y una extraña bebida
               que él toma de prisa.
                   A la luz de la luna, que esa noche
               es redonda, la mujer le arranca los
               harapos que no pueden ya —por
               más esfuerzos que hacen— cubrir su
               cuerpo, y lo conduce entre grititos

               y empujones al río. En sus aguas, lo
               sumerge varias veces tallándole el
               cuerpo con unas hierbas secas “de
               golondrina” y le lava la cabeza con
               estafisagria, o sea, zacate piojero.
                                         Galo piensa que es demasiada mala suerte lo que le
                                     sucede. Puede resistirlo todo: que lo pierdan, que le den

                                     una paliza, hasta que los yaquis lo atrapen; pero un baño,
                                     ¡eso sí que no!
                                         Siente de pronto cómo la fuerza regresa a su cuerpo
                                     y la utiliza para salir corriendo desnudo con la velocidad
                                     de un rayo. La mujer grita, él corre más fuerte y choca en
                                     seco con algo muy duro.






























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