Page 24 - Cloe-y-el-poubolt-magico
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—¡Regresemos! Creo que tu magia no funciona bien fuera de tu país. No me alegraría quedarme sola

            aquí.


            Antes de desaparecer por completo, el Poulbot la llevó de regreso a Francia, a un barrio bastante
            pintoresco. Se encontraban ante unas pequeñas casas de colores alineadas a lo largo de un canal,
            por el que circulaban pequeñas embarcaciones.



            —Estamos  en  Amiens,  en  el  barrio  medieval  de  Saint-Leu,  aunque  es  más  conocido  como  “la
            pequeña Venecia del Norte”.



            Pasearon  por  la  calle  mientras  Cloe  admiraba  la  variedad  de  colores  de  esas  casitas  antiguas,  y
            llegaron al puente de Dodane. Desde allí, observaron maravillados la puerta de la catedral, situada al
            frente. La iluminaban con luces de colores muy llamativas.



             —Hace muchos siglos, en la Edad Media, la puerta tenía esas tonalidades. Ahora sólo los vemos de
            vez en cuando, con las luces.



            Cloe caminaba y miraba a su alrededor fascinada. Una torre redondeada llamó su atención.


            —¡Entremos, ya verás qué interesante!


            En el interior, los objetos de la casa le hacían recordar algo, sin saber bien el qué. Sobre la mesa,

            encontró un globo terráqueo y un libro desgastado por el paso del tiempo.
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