Page 50 - Un poeta con dos ruedas : cuento para los 11 años de edad y sus alrededores
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                   MUÑECO             —      Existía       por     aquellos        campos        un

                   espantapájaros,           que     en    definitiva       era    un     muñeco
                   con    los   brazos      abiertos;      estaba     de    guardián       en    las

                   huertas       que    había      detrás      de   un    pequeño         cerrito;

                   pero     los   pajarillos      habían      llegado     a   comprender          su

                   inmovilidad          y   no   le   hacían       gran     caso;     esa    es   la

                   verdad.

                         Peor     que     el   muñeco       eran     los    muchachos         que,

                   aunque       no    tuvieran       más     intención       que     asustarlas,
                   también       podía     suceder      que   alguna      de   las   aves    fuese

                   víctima      de  una    pedrada.       Por    consiguiente,        en   cuanto

                   empezaba         a  atardecer,       los   pobres      animalitos        salían

                   volando       para     dejar     el   campo       libre    al   enemigo;        y

                   para     colmo     de   la   mala     suerte    de   aquellos       pajaritos,

                   precisamente          a  esa    hora    se   retiraban       de   su    trabajo

                   los   hortelanos,       que    tampoco      les   habían     permitido        re-
                   picotear.

                         Un     día,    los    pájaros      tuvieron       una     reunión       en

                   cierto     árbol     grande;       y   en    su   idioma,       con     pitidos

                   muy      expresivos,       uno     les   dijo    que,     desde     un    cable

                   de   la  luz,   que   pasaba      frente    a  la  ventana      del   colegio,

                   se   había     dado      cuenta     de    que    los    colegiales       tenían

                   bastante      miedo       a   los   castigos      de   su    malhumorado
                   maestro,       y    que    lo   mejor       sería     arramblar        con     el






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