Page 49 - Un poeta con dos ruedas : cuento para los 11 años de edad y sus alrededores
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El   caso    es   que    los   muchachos         se   reunían      en    la

                     calle,    en   la   acera     de    enfrente,      y   solían     irse   a   las

                     huertas,     al  atardecer,       recogiendo        piedrecitas       del  sue-

                     lo  en    su   ruta.
                           ¿Para      qué    eran    las    piedras?      Sólo     para     asustar

                     a  los  pájaros      que   anduviesen        repicoteando         las   frutas;

                     porque      los  colegiales      querían       estar   libres    y  ser   ellos

                     los   que     "repicotearan",          digámoslo         así,   las    manza-

                     nas   y   las  naranjas       que    estuvieran       más    a   mano.


































































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