Page 62 - Un poeta con dos ruedas : cuento para los 11 años de edad y sus alrededores
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                    SINCERIDAD             —     El   padre,      al  ver    que    Lupito      era

                   nombrado         por    tanta    gente,    temió     que    se  hubiera      lle-

                   nado     de   orgullo,     y   entonces      le  dijo:
                         —Tú       dirás,    hijo   mío,     qué    deseas:     hacer     poesía,

                    seguir    estudiando       los   astros.    .  .  o  ayudar     a  tu  padre.

                         Y   el  hijo   respondió        en  seguida      con    la  más     firme

                   sinceridad :

                         —¿Yo?,           ¡ayudarte          siempre!         "Pandero"            y

                    "Tambor"         colaboraron          conmigo       en    eso    del    verso,

                   de    lo  que    tanto    se   habló,     y   me    costaría     trabajo      ol-

                   vidarlos.      Seguiré      en   la  tarea     con   ellos    hasta    el  ano-

                   checer     de   cada    día;    por   la  noche,     si  no  está    nublado,
                   me     entretendré         observando         las    variaciones         de    la

                   Luna      y  los   planetas;       y  los   domingos,        si  llueve,     me

                   dedicaré       a   leer    versos;     pero     si  hace     buen     tiempo,

                   seguiré      rueda     que    rueda      con   mi    corretona       bicicleta

                   "Ocarina".
                         En    efecto,     así    lo   hizo:     siguió     ayudando         a   su

                   papá     tan    eficazmente,        que     al   fin   consiguieron         que

                   sus   campos,       como     los   de   aquellos      alrededores        de    la

                   zona,    aumentaran         su   producción        hasta    conseguir       ma-

                   yores     ganancias.       Y   un    día,   cuando      estaban      los   cua-

                   tro   a  la  mesa,     dijo    el  padre:





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