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Jonathan Swift, pero que sirvió de inspiración para las sociedades
                     científicas que florecieron en el siglo XVII.  En los círculos científi-
                     cos, precursores de las sociedades científicas, se intercambiaban
                     experiencias y resultados.
                         Otro de los factores que hicieron posible la gran revolución
                     científica fue el gran desarrollo de las matemáticas. Se abandonó
                     la rigidez geométrica griega y se dio el gran salto al álgebra y el
                     análisis, que revolucionarían el mundo matemático, y el científico
                     en general. Se consideró que las leyes matemáticas eran la base
                     de la naturaleza.
                         Muchas áreas que hoy día son ciencias independientes,  en
                     el siglo xvn formaban parte de las matemáticas aplicadas, como
                     vemos en El curso  o el mundo de  las  matemáticas, publicado
                     en 1674 por Claude-Franc;ois Milliet Deschales, en el que se trata-
                     ban los siguientes temas matemáticos: aritmética, trigonometría,
                     logaritmos,  geometría práctica, álgebra, teoría de las cónicas y
                     de los indivisibles, mecánica, estática, geografía, magnetismo, in-
                     geniería civil y militar, carpintería, talla de piedras, hidrostática,
                     movimiento de fluidos, hidráulica, construcción de barcos, óptica,
                     perspectiva, música, astronorrúa -con la construcción de relojes
                     de sol- , astrolabios, calendarios y horóscopos. El descubrimiento
                     de la geometría analítica por parte de Fermat y Descartes abrió el
                     camino a la herramienta más poderosa de que dispuso la matemá-
                     tica para florecer como ciencia imparable: el cálculo infinitesimal.
                         Y es entonces cuando aparecieron las figuras  de Newton y
                     Leibniz.  Hay autores, como Antonio José Durán, que defienden
                     que debemos considerar a esa pareja de genios como los funda-
                     dores del cálculo, más que los descubridores, pues muchos otros
                     matemáticos allanaron previamente el camino.
                         No podemos encontrar dos científicos más diferentes. Mien-
                     tras Newton vivió toda su vida en un entorno bastante reducido,
                     Leibniz visitó varios países y viajaba a menudo dentro de Alema-
                     nia. Newton era una persona muy reservada, que apenas se rela-
                     cionaba fuera de su trabajo y de la Royal Society, mientras que
                     Leibniz asistía constantemente a fiestas y alternaba con facilidad
                     en diversas cortes alemanas. El científico inglés se resistía a pu-
                     blicar y no contestaba muchas cartas, pues no le gustaba entrar






          10         INTRODUCCIÓN
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