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Luis XIII, regido por la novelesca figura del cardenal Richelieu,
apareció en escena Luis XIV, el «Rey Sol». Con la ayuda del car-
denal Mazarino primero, y después como monarca absoluto, no
escondió sus ansias de expansión. Comenzó con una profunda
reforma de su propio país: fomentó la economía -favoreciendo
la industria nacional- y también la política colonial en América, y
estableció unas excelentes infraestructuras, así como un ejército
permanente, entre otros cambios. Después dirigió su atención al
resto de Europa. En primer lugar, se abalanzó sobre los Países
Bajos, que en la Paz de W estfalia se habían descolgado firmando la
paz por separado con España. En ese conflicto (1672-1678) contó
con la ayuda de Inglaterra y algunos principados germánicos
como aliados. Precisamente ese conflicto significó para Leibniz la
oportunidad de que se abriera al mundo. La primera de sus princi-
pales misiones diplomáticas le llevó a París y Londres con el fin de
intentar evitar la guerra con los Países Bajos o, al menos, impedir
que Alemania se viera envuelta en el conflicto.
Más tarde, con el fin de combatir la belicosa política fran-
cesa, se creó la Liga de Augsburgo (1688-1697), cuyos integrantes
eran el Sacro Imperio, Inglaterra, Suecia y España. Finalmente,
la guerra concluyó con la rúbrica de la Paz de Ryswick (1797).
En el siglo xvm Francia volvió sus intereses hacia España. En ese
complicado escenario, dadas sus notables dotes diplomáticas, la
intervención de Leibniz se requirió en varios de esos conflictos:
participó en el proceso de consultas diplomáticas e incluso llegó a
escribir informes sobre cómo aprovechar los recursos materiales
y humanos en la guerra que se veía imposible de parar.
En ese mismo siglo, la Rusia del zar Pedro I, que estaba
siendo radicalmente modernizada, se aproximó a Europa, pro-
porcionando así la posibilidad de un acercamiento a la ciencia y
la cultura chinas. Leibniz, muy interesado en ellas, abogó siempre
por intensificar las relaciones entre Alemania y Rusia con la idea
de crear un corredor que permitiera el flujo de ambas cultmas, la
europea y la china, en ambos sentidos. Llegó a ser asesor cientí-
fico del zar, con quien se entrevistó en varias ocasiones.
Durante el Renacimiento se produjo una profunda transfor-
mación en el dominio del pensamiento, la religión y las artes, que
8 INTRODUCCIÓN