Page 8 - 16 Fermat
P. 8
daria lo entendería de inmediato. ¿Tal vez es que era imposible de
probar? Esa posibilidad aterradora, el hecho de que existan afir-
maciones matemáticas imposibles de demostrar, había sido ade-
lantada por uno de los más grandes lógicos del siglo xx, el
austriaco-estadounidense Kurt Gódel, y poco tiempo después por
el padre de la informática, el británico Alan Turing. Tal vez el úl-
timo teorema era uno de esos infelices desterrados del reino de
las matemáticas. Tal vez Fermat, sin saberlo, había encontrado el
primer resultado indemostrable de la historia de las matemáticas.
En cualquier caso, Fermat era el responsable, indirectamente y
sin proponérselo, de haber creado más matemáticas con los vanos
intentos de demostrar su último teorema que, probablemente, las
que generaría la demostración que definitivamente cerraría el
tema y lo pondría a dormir para siempre junto a tantos otros re-
sultados que ya nadie investiga a fondo porque se conocen a la
perfección.
El profesor dejaba entonces de hablar de Fermat y devolvía a la
Tierra a sus alumnos, al confortable mundo en el que los teoremas se
sucedían unos a otros con demostraciones rigurosas y el último teo-
rema no era sino un extraño monstruo que quitaba el sueño a algunas
personas. Casi todos aceptaban que el problema nunca sería resuelto.
Hasta cierto punto, resulta paradójico que esta sea la aporta-
ción más conocida de Fermat, vista su condición de matemático
de primer orden. A pesar de ello, su nombre rara vez se cita a la
par de los de Arquímedes, Euclides, Descartes, Newton, Leibniz,
Euler o Gauss. Sus enormes aportaciones han quedado relegadas
por razones varias. Basta con dar un vistazo a las enciclopedias y
libros de historia de las matemáticas para comprobar que apenas
se le menciona, casi siempre a la sombra de un contemporáneo o
sucesor.
Pierre de Fermat, un magistrado de Toulouse al que algunos
consideran el más grande aficionado que haya contribuido a las
matemáticas, vivió en la época en la que dicha ciencia, tras despe-
rezarse lentamente de su sueño medieval, fue presa de una febril
actividad en la que sufrió una profunda transformación, una ver-
dadera revolución científica. Poco se sabe de las incidencias de su
vida, plácida, burguesa y sin sobresaltos, pero su carácter se nos
8 INTRODUCCIÓN