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nación del propio Turing- , uno activador, que promovería su pro-
                      pia producción, y uno inhibidor, que inhibiría tanto su producción
                      como la del morfógeno activador. Las dos clases de moléculas se
                      difundirían por el tejido  embrionario,  reaccionando entre sí y
                      dando como resultado un patrón de concentraciones, o «huella»,
                      que servirá a las células embrionarias para dirigirlas en el proceso
                      embrionario que les llevará a  la formación  de un patrón en el
                      adulto. A partir de estas consideraciones Turing propuso unas
                      ecuaciones de reacción-difusión que son aún hoy el fundamento
                      de muchos estudios matemáticos y con ordenador sobre la mor-
                      fogénesis. Los estudios sobre el crecimiento y la forma de los or-
                      ganismos fueron los últimos que Turing llevó a cabo antes de su
                      suicidio.





                      UN TRÁGICO DESENLACE: EL MITO DE TURING
                      Y LA MANZANA


                      A comienzos de 1952, Alan Turing fue detenido y llevado a juicio
                      a finales de marzo, acusado de mantener relaciones homosexuales
                      con un joven de diecinueve años. Turing denunció al muchacho
                      por haberle sustraído algunas pertenencias, pero con tan mala
                      suerte que ese hecho acabó desvelando a las autoridades de la
                      época su relación homosexual. En aquellos años la homosexuali-
                      dad era ilegal en el Reino Unido, por lo que finalmente el científico
                      inglés fue condenado a un tratamiento con hormonas para anu-
                      larle la libido. Las inyecciones de estrógenos eran una condena
                      más digna que la prisión, especialmente para una figura tan pres-
                      tigiosa como él. Uno de los efectos del tratamiento era el desarro-
                      llo de las glándulas mamarias, lo que hizo que Turing cayese en
                      una profunda depresión. El 8 de junio de 1954 su asistenta lo en-
                      contró muerto a causa de la ingesta de una manzana envenenada
                      con cianuro potásico. Tenía cuarenta y un años. Su madre, Sara
                      Turing, negó el suicidio con la excusa de que quizá fue un acci-
                      dente dada la afición de su hijo a la química.  Curiosamente, du-
                      rante una época se especuló si la concatenación de dos hechos,






          120         CONSTRUIR MÁQUINAS QUE PIENSAN
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