Page 127 - 06 Turing
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proteínas,  los llamados microtúbulos, presentes dentro de las
      neuronas. Por consiguiente, no solo la voluntad, la intuición o la
      consciencia serían explicables por fenómenos  de  la mecánica
      cuántica, sino también la capacidad del cerebro humano para re-
      solver problemas no computables.
          La conclusión a la que conducen estas consideraciones es
      ciertamente apasionante y no es otra que hasta la fecha el cerebro
      es la única «máquina» capaz de resolver problemas tanto compu-
      tables como no computables. Los primeros son aquellos que pue-
      den resolverse mediante un algoritmo, es decir, con una máquina
      de Turing universal o un ordenador. Los segundos son aquellos
      problemas que no pueden ser resueltos de forma algorítmica y,
      por consiguiente, con un ordenador. Por ejemplo, podríamos es-
      cribir un programa de ordenador que, utilizando el método babi-
      lónico, o series de Taylor, nos imprimiera todos los decimales de
      J2 o los del número pi a través de la serie:






          Sin embargo,  no hay algoritmos con los que un ordenador
      pueda escribir todos los números decimales de otros muchos nú-
      meros reales con una secuencia infinita de dígitos decimales. Otro
      ejemplo de problema no computable es el que consiste en deter-
      minar la trayectoria de un electrón desde un punto A hasta otro B.
      Un experimento sencillo con el que demostrar cómo el cerebro
      humano es capaz de detectar casi al instante que un problema no
      es computable es intentar encontrar dos números pares cuya
      suma sea impar. Transcurridos unos segundos ya habremos con-
      cluido, tras apenas hacer mentalmente unas pocas pruebas, que
      no existe solución para dicho problema, mientras que resulta im-
      posible escribir un progran1a de ordenador que sea capaz de llegar
      a ninguna conclusión. Y que esto sea así no es una cuestión de la
      pericia del programador o del número de instrucciones de que
      conste el programa.
          En un problema computable, por ejemplo escribir los decin1a-
      les del número pi, algunos aspectos resultan muy curiosos, como





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