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COLOSSUS: EL  NACIMIENTO DEL ORDENADOR

                    Los avances científicos y tecnológicos son en muchos casos el
                    resultado «positivo» de los conflictos bélicos, y así fue como ocu-
                    rrió con Colossus. Con este nombre se bautizó en Bletchley Park
                    a la primera máquina electrónica programable, que, pese a algu-
                    nas limitaciones, podría denominarse ordenador. Si Bombe fue la
                    respuesta a Enigma,  Colossus lo fue  a Lorenz SZ  40/42.  La má-
                    quina de Lorenz cifraba los mensajes utilizando una secuencia de
                    números aleatorios. Tales números eran obtenidos aplicando un
                    método electromecánico basado en una serie de ruedas dentadas
                    (pinwheels). Afortunadamente, los números obtenidos carecían
                    de la aleatoriedad que, por ejemplo, acompaña a un número ex-
                    traído de un bombo de lotería, y se producían ciertos patrones en
                    las secuencias de números.  Este hecho fue  de gran ayuda para
                    descifrar con éxito los mensajes interceptados por los Aliados.
                        En realidad el «corazón» de Colossus no era nuevo, sino que
                    lo heredó de las máquinas Robinson. Con este nombre se bautizó
                    a una familia de máquinas diseñadas para descifrar los mensajes
                    cifrados con Lorenz. Una máquina Robinson utilizaba dos cintas,
                    una con el mensaje cifrado y la otra con una secuencia de núme-
                    ros aleatorios que habían sido obtenidos con un sistema de ruedas
                    similar al de una máquina de Lorenz.  La mejora introducida en
                    Colossus fue la sustitución de la segunda cinta - la secuencia de
                    números aleatorios- por circuitos electrónicos de válvulas. Un
                    gran inconveniente de las máquinas Robinson era que con cierta
                    frecuencia solía romperse de forma accidental la segunda cinta,
                    debido a que se requería una alta velocidad de lectura de los nú-
                    meros aleatorios. Este contratiempo se evitaba con Colossus, que
                    era capaz de leer unos 5 000 caracteres por segundo, todo un hito
                    para la época. Aunque Alan Turing no participó en su diseño, Co-
                    lossus fue ideada por uno de los mentores de Turing, Max New-
                    man, y otros colegas de Bletchley Park.
                        La primera versión de este «ordenador» fue obra de Tommy
                    Flowers (1905-1998), un técnico de la British Post Office Research
                    Station. Una de las ideas innovadoras que permitió construirlo fue
                    la propuesta de Flowers de utilizar válvulas electrónicas, las mis-






         72         MÁQUINAS CONTRA CÓDIGOS. TURING CRIPTÓGRAFO
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